Es más grande la Fe que la distancia, que sin importar cargar a espaldas 40 kilogramos el bulto de la imagen de la Virgen de Guadalupe, un grupo de peregrinos viajan cada año más de 1,300 kilómetros en bicicleta, desde Yucatán hasta la ciudad de México, para visitar La Basílica y darle gracias a la Reina de México por todo lo que les ha dado.
José Antonio Gutiérrez Santos y Alberto de Jesús Gutiérrez, tío y sobrino; quienes forman parte de una caravana de 7 peregrinos que salió del pueblo de San Antonio Sijoo, Yucatán, desde el 30 de octubre; expresan que llegaron a la ciudad de México el 17 de noviembre; es decir que pedalearon más de 45 días sorteando el peligro; pero dicen que hasta el momento, todo va bien.
Este grupo de jóvenes en su mayoría son albañiles, que durante todo el año van juntando un poco de dinero y con la ayuda de su pueblo, lograron en esta ocasión –apenas reunir 5 mil pesos–; para ir medio comiendo y sobre todo tomar mucha agua.
Después de dar gracias a la Virgen por todos los favores que han recibido y pedir por su comunidad, dicen que ya van de regreso. Salieron de la Capital del país hace 8 días.
Como ya van con muy poco dinero, comentaron que antes de llegar a Córdoba, vieron un anuncio en la carretera sobre el albergue a migrantes y fue como entraron a Amatlán; allí les dieron un lugar dónde dormir, cena y desayuno.
Dicen que se levantaron muy temprano, prepararon sus bicicletas, algunas de ellas muy gastadas, pero que van dando las batalla; incluso, comentaron que ya acabaron un par de llantas cada bicla, pero como todavía les faltan por recorrer otros mil kilómetros, seguramente tendrán que cambiar otro par de llantas.
Con su rostro cansado, con muy poco dinero, pedaleando en chanclas, porque los zapatos en primera estorban y en segunda, no hay para usar esos tenis de marca ni ese casco protector; esperan llegar el día 12 de diciembre; donde su pueblo los espera con música de viento, cuetes y una misa de acción de gracias.
Ésta es una de esas tantas historias de peregrinos que viajan largas distancias; unos corriendo, otros caminando, pero en sí todos buscando el mismo objetivo; darle gracias a la imagen de la Virgen de Guadalupe, por los tantos favores que reciben durante todo el año.