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Sección: Estado de Veracruz

Personas que se ganan el dinero honestamente, los verdaderos luchadores de la vida

Vendedores ambulantes de edad avanzada y algunos con diversas discapacidades, ofrecen sus productos para mantener a su familia

Benito Ju?rez Ram?rez C?rdoba, Ver. 06/02/2016

alcalorpolitico.com


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Mientras existe gente que busca el dinero fácil, robando, asaltando, secuestrando y otras actividades ilícitas, están aquellos verdaderos luchadores de vida, que sin importar su edad buscan cómo ganarse la vida.

Basta caminar por las calles de esta ciudad de Córdoba, donde sentados en la calle, otros caminando o en los cruceros de las calles, ofrecen ya sea los chicles, dulces o lustrar el calzado.

Como Doña Jose, que lleva muchos pero muchos años, sentada en la esquina de ese viejo y conocido comercio “El Borrego”, en medio del intenso frío, ofreciendo sus chicles.



Ya muy poco escucha y apenas si puede hablar por la falta de dentadura; pero eso sí, activa, viendo quién se detiene para venderle lo que tiene a su alcance.

Pasa un joven, toma un chicle y le deja la moneda; pasa una mujer y hace lo mismo, dejándole el vuelto y así, esta viejecita que seguramente en sus mejores tiempos fue muy guapa, echa su dinero a un envase y lo agita para ver qué tanto ha vendido.

Pero está otro personaje, un hombre de mediana edad, ciego, llevando un bastón y al frente su puesto de dulces.



Su apariencia es de limpieza, bien peinado y listo para enfrentar la vida. Camina por el Centro Histórico de esta ciudad; también, vendiendo de todo, dulces, chicles, cacahuates en todas sus presentaciones y jamoncillos.

Mientras la gente camina a prisa realizando sus actividades cotidianas, pensando qué van a comprar o en qué se van a gastar su dinero; otros, como estos luchadores por la vida, su preocupación es qué hacer para vender y sacar lo del día.

Este hombre con discapacidad visual, quien pidió no revelar su nombre, dice que sus ventas van desde los 30 pesos hasta los 200 en días de quincena; pero sus ganancias se reducen apenas a 50 pesos.



Expresa que así nació, pero que el estar ciego no es motivo para no trabajar, porque lo de menos sería pedir dinero; pero dice que a él le gusta ganárselo y no ser parásito de la sociedad.

Si así todos pensarán, dice, no habría delincuencia, todo sería diferente en esta sociedad; pero pareciera que hoy es lo que más aqueja y preocupa, porque asegura que hasta él ha sido víctima de asaltos.

Está otro señor, con su canasto de plátano, sus pies llenos de lodo, su ropa muy vieja por el paso del tiempo; él es Antelmo Quiahua Flores.



Comenta que viene desde la comunidad de Linderos, municipio de Naranjal, sumando todo lo que tiene en su canasto, apenas llega a los 100 pesos. Si los vende qué bueno, pero si no, será un día terrible, porque será difícil que lleve algo de comer a su familia.

Mientras tomaba su café, mencionaba que ese se lo regalaron los empleados de los negocios de junto, almas caritativas que todavía existen. Pero su lucha dice que es diaria; a veces vende plátanos, otros días, naranja o flores; el caso es llevar algo a sus hijos, que esperan con ansias a este hombre que se juega la vida de forma honesta y con la frente en alto.

A estos verdaderos luchadores de la vida no les importa el frío, el calor o la lluvia, todos los días salen a las calles a dar todo para poder subsistir.