Si los supermercados o grandes almacenes que permiten que niños, niñas y adolescentes trabajen como los llamados “cerillos”, les ponen reglas como cumplir con horarios, usar uniformes o realizar otras actividades en beneficio de estas tiendas, también les deben retribuir con prestaciones, consideró Arturo Narváez, director de Movimiento de Apoyo a Niños Trabajadores y de la Calle (MATRACA) AC.
Explicó que la ley ubica a los llamados “cerillos” y al grupo de personas de la tercera edad que también trabaja en los supermercados como propineros, y esto quiere decir que no necesariamente las empresas tienen obligaciones de darseguridad social a estos grupos.
Sin embargo, dijo que es fundamental reconocer que niñas, niños y adolescentes son un grupo social que necesita derechos.
“Me parece que es importante porque no sólo empaquetan, realizan otras actividades conjuntas que les piden en las tiendas comerciales como portar un uniforme, cargar cajas, horarios; si eso se les está solicitando también se les deben reconocer sus derechos sociales y de seguridad social”, dijo en entrevista en las instalaciones de MATRACA AC.
Resaltó que es importante no criminalizar a la familia de una niña ó niño trabajador, porque hay que conocer su situación, para saber cuándo hay explotación y cuándo es un tema de necesidad, y para ello se debe hacer un trabajo cercano desde el hogar.
Explicó que según lo que conocen por los grupos con los que trabajan, de un 30 a 40 por ciento de la aportación que hace el niño se va al gasto familiar, a educación y alimentación y son familias que también trabajan.
Y es que la situación de las familias es crítica, viven con uno ó dos salarios mínimos y son familias integradas hasta por 10 personas, así que el que niñas, niños y adolescentes trabajen es una consecuencia de familias en situación de pobreza extrema.
Aumentan niños y niñas trabajadoras en tianguis y mercados
Arturo Narváez manifestó que han notado un aumento de niñas y niños en tianguis y mercados, mientras que en las calles de Xalapa hay más adolescentes y jóvenes sobre todo que vienen de una migración de Chiapas y Oaxaca.
Las niñas y niños menores de12 ó 14 años trabajan en espacios no abiertos, “es algo que hemos identificado. Ayudan en los puestos de vender fruta, por ejemplo”.
Señaló que otro aspecto que no está visibilizado es el trabajo doméstico, porque pasa al espacio de lo privado y no se saben las condiciones del sector porque no hay una regulación de este entorno.
Finalmente, dijo que en la ciudad según sus datos hay alrededor de 275 niñas, niños y adolescentes trabajadores, entre 5 y 17 años, principalmente en 18 cruceros, 4 mercados y 3 tianguis.
A nivel del estado de Veracruz la cifra oficial según el módulo de trabajo infantil del INEGI 2009, es de 208 mil niñas, niños y adolescentes que trabajan.