La imagen de la zona arqueológica en este lugar mejoró con la reciente reconstrucción del templo ceremonial, ubicado en la parte alta del edificio prehispánico, pero es necesario retirar del perímetro el cercado con alambre de púas que semeja un potrero, señalan visitantes.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) procedió a la reconstrucción de la llamada “palapa” (centro deremonial), pues la estructura de la cima de la pirámide estuvo durante meses en el total abandono.
Con la reconstrucción mejoró la imagen del edificio prehispánico, pero se debe quitar el alambre de púas que lo circunda, sugirió el profesor José Luis Hernández Ramírez, procedente del vecino municipio de Gutiérrez Zamora.
“Todo esto está muy bonito, pero lo único que le da una mala imagen es el alambrado de púas que tiene la pirámide”, abundó el docente tras apuntar que, además, las estructuras tubulares que sostienen el cercado están oxidadas, pues ni siquiera han sido pintadas.
Y es que el cercado no solamente es antiestético, sino que representa un riesgo, sobre todo para los infantes que juegan en el perímetro de la zona arqueológica, han advertido con anterioridad los mismos residentes de esta villa.
Al respecto Víctor Manuel Zúñiga Vargas, custodio de la zona arqueológica, explicó que la decisión de poner el cercado por parte del INAH fue para protección del edificio prehispánico, al cual tampoco se permite el ascenso.
Anotó que el ayuntamiento no tiene facultad para retirar el cercado o emprender un proyecto de construcción de una barda, pues la obra tendría que ser aprobado por el propio INAH, ya que se trata de una zona federal, aunque admitió que la presencia del cercado es objeto de críticas.