Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Plantas nucleares deben ser revisadas y construidas bajo nuevas normas

- Académico de la UNAM, señala que lo ocurrido con los reactores de Japón es un llamado de atención para cuidar la seguridad mundial

?ngeles Godoy Morales Xalapa, ver. 29/03/2011

alcalorpolitico.com

Después de los sismos y el tsunami que azotó Japón, la mirada se ha vuelto hacia las plantas nucleares, debido a la emergencia que se vive en ese país. Por ello, los investigadores han señalado que es necesario construir plantas nucleares con nuevas normas, que aseguren el material radiactivo dentro del reactor y minimicen los daños ambientales y poblacionales.

El académico e investigador de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, Juan Luis François Lacouture, explicó que la situación de alarma por los reactores afectados de la central de Fukushima, no puede calificarse como desastre nuclear.

Esto debido a que a diferencia del accidente en Chernobyl, Ucrania, ocurrido en 1986, se han seguido los procedimientos de seguridad.

Agregó que las instalaciones resistieron el sismo de 9 grados Richter registrado en la costa Pacífico de la región de Tohoku, sin embargo, la fuerza del tsunami posterior dañó los dispositivos y complicó la situación, por lo que fue necesario inyectarles agua de mar y ácido bórico, para buscar su estabilización.

Esta emergencia nuclear, refirió, servirá como ejemplo para mejorar las condiciones de los 435 reactores en funcionamiento alrededor del mundo, que producen el 15 por ciento de la electricidad que se consume en el planeta.

El funcionamiento de una planta nuclear es meticuloso, un reactor produce el proceso de fisión, por medio del cual un neutrón choca con el núcleo de un átomo de uranio, que se parte en dos y liberan energía. A la par se producen elementos radiactivos, así como productos de fisión, en una secuencia continua que se conoce como reacción de fisión en cadena sostenida, que se origina a partir de pastillas cerámicas de dióxido de uranio enriquecido, con un centímetro de diámetro, apiladas en tubos, que forman ensambles de combustible. Éstas se colocan en el núcleo del reactor, donde se provocan las fisiones, dentro de una gran vasija de presión con agua.

Posteriormente, el líquido en el dispositivo pasa por la vasija y en este proceso, se produce vapor que alimentará la turbina, para la generación de electricidad. De aquí se traslada a los condensadores y regresa al reactor para cerrar el ciclo termodinámico, como el utilizado en las plantas termoeléctricas convencionales.

La instalación cuenta con barreras, para evitar el escape de radioactividad. La primera es la pastilla de combustible, fabricada para soportar altas temperaturas.

De ahí siguen los tubos con aleación de circonio. Luego viene la vasija y después la contención primaria, una estructura de concreto armado, de metro y medio de espesor, del mismo material se elabora el edificio.

Las medidas de seguridad que se llevan en un reactor, incluyen controlar la fisión con barras de metal que absorben los neutrones. En un accidente, se apaga el reactor, como ocurrió en la central de Fukushima, ya que se genera alrededor del 7% de la potencia original del dispositivo, que produce calor debido al decaimiento radiactivo de los productos de fisión.

Como medidas preventivas es necesario conservar refrigerados tanto el reactor como y las albercas donde se almacenan las barras de combustible usadas. En caso de no mantenerlos fríos, existe un riesgo mayor de fuga de elementos radiactivos a la atmósfera.

El académico señaló que las unidades I y III de la central de Fukushima están en el nivel cuatro, de la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, que refiere a un suceso de consecuencias locales.

Esto ya que el sistema de refrigeración del núcleo aislado siguió en funcionamiento por ocho horas más, hasta que se agotaron las baterías que lo activaban. Fue cuando el nivel de agua en el núcleo comenzó a disminuir, lo que generó más vapor y al entrar en contacto con los tubos de circonio, produjo hidrógeno y se venteó hacia la contención secundaria para disminuir la presión.

Para prevenir accidentes se desalojó a la población en un radio de 20 kilómetros y se suministraron pastillas de yoduro de potasio, para impedir el deterioro de la tiroides por absorción de yodo radiactivo, sustancia que está activa al menos ocho días.

Indicó que el nivel de radiación es menor en 600 veces a la dosis recibida en la obtención de una radiografía médica. Puntualizó que los mayores accidentes nucleares en la historia han sido: Chernobyl, Ucrania, en 1986, de nivel siete; Mayak, Rusia, en 1957, de nivel seis; Windscale, Inglaterra, en 1957, de nivel cinco, y Three Mile Island, en Estados Unidos, en 1979, también de nivel cinco.