Policías municipales de Emiliano Zapata no tendrán descanso en Nochebuena y Año Nuevo

Policías municipales de Emiliano Zapata protestaron. No fue por aumento salarial ni por equipo nuevo. Fue por tiempo. Tiempo para estar en casa los días 24 y 31 de diciembre, una práctica que –aseguran– se había respetado durante años mediante un esquema de rotación interna.

Este diciembre, dicen, la regla cambió sin previo aviso. Los elementos fueron obligados a cubrir turnos completos ambas noches, sin alternancia ni descanso compensatorio. Para quienes patrullan de madrugada, responden emergencias y enfrentan riesgos cotidianos, la medida fue recibida como un golpe directo a la vida familiar.

De acuerdo con testimonios de los agentes, el esquema tradicional permitía que la mitad del personal trabajara el 24 y la otra mitad el 31, garantizando que todos pudieran compartir al menos una de esas fechas con sus familias. Este año, señalan, esa dinámica no se aplicó.

Los policías explican que no se oponen al trabajo ni desconocen la responsabilidad que implica garantizar la seguridad durante celebraciones masivas. Lo que reclaman es la falta de sensibilidad institucional y la ausencia de diálogo. “No pedimos privilegios, pedimos trato justo”, resume uno de los agentes, bajo condición de anonimato.

El malestar creció en silencio, entre turnos extendidos y mensajes enviados desde patrullas estacionadas. Para muchos, la Navidad y el Año Nuevo pasaron entre rondines, llamadas de auxilio y cenas improvisadas lejos de casa. La inconformidad fue dirigida directamente al Alcalde, a quien los policías solicitaron reconsiderar la orden y restablecer el esquema de rotación. Argumentan que el desgaste emocional también impacta en el desempeño operativo y en la relación con la comunidad.

Especialistas en seguridad consultados de manera informal coincidieron en que las condiciones laborales de las policías municipales suelen ser precarias y que decisiones administrativas aparentemente menores pueden profundizar la desmotivación. En corporaciones pequeñas, donde los turnos se cubren con personal limitado, la falta de descansos programados se traduce en cansancio acumulado y tensión interna.

Hasta el momento, el Ayuntamiento no ha emitido una postura pública sobre la queja. Mientras tanto, los agentes continúan patrullando, conscientes de que su labor es indispensable, pero con la sensación de que su sacrificio pasa desapercibido. En Emiliano Zapata, la seguridad no se detiene en Nochebuena ni en Año Nuevo. Los uniformados, piden algo básico: volver a casa, al menos una noche, cuando el año se apaga o comienza.