Presencia de Fidel en Catedral no violentó la ley

La presencia y el discurso que pronunciara el gobernador Fidel Herrera Beltrán en la tumba de san Rafael Guízar y Valencia no violentó el estado de derecho ni el laicicismo, opinó Quintín López Cessa, vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, quien agregó que el mandatario estatal expresó su devoción personal al santo y descartó que haya tenido una intencionalidad política.

En su habitual mensaje dominical el vicario de la Catedral de la Inmaculada Concepción de María dijo que este acto no tiene injerencia política porque lo hizo a nivel personal, así como en otros países hay luteranos, musulmanes y de otras religiones que expresan su fe sin que cause estrépito, “pero aquí en México por el jacobinismo sí nos escandalizamos y ya las las interpretaciones de los hechos son da cada quien”.

El maestro de los seminaristas explicó que no se contaron las peregrinaciones porque hubo una actitud de oración, de reflexión, de acción de gracias y petición, pero pasó más de 10 mil personas a visitar la tumba que quedarse a la transmisión de la misa de canonización, aunque se previeron albergues de la propia iglesia para los creyentes y se supo también que la Cruz Roja también instaló los suyos.

López Cessa comentó que el Gobierno del Estado sólo apoyó a través de Acción Social con su sonido y equipo para recibir y amplificar la señal de la transmisión de la misa de canonización y los tamales, refrescos y atoles fue por su propia iniciativa, “porque nosotros como iglesia nos preparamos hicimos pambazos y café”.

El sacerdote informó que con la celebración de ayer se iniciaron los festejos litúrgicos o de oración pero vienen los proféticos, de enseñanza de su obra y los de acción social como la donación de sangre, pago de fianzas a presos pobres y muy probablemente pueda hacerse una campaña de donación de órganos.

Finalmente pidió a políticos emular la actitud de Guízar: respeto a la autoridad pero defensa a los derechos de expresar y profesar la fe, en una época de persecución y la revolución cristera, no levantó al pueblo acá, pero demandó respeto a decir la verdad.