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Sección: V?a Correo Electr?nico

Espacio ciudadano

Profesionista comprometido y ciudadano ejemplar

Jorge E. Lara de la Fraga. Xalapa, Ver. 02/04/2014

alcalorpolitico.com

“El soborno, el recelo y el engaño provienen de antiguas distorsiones sobre el concepto de autoridad que debemos desterrar…” E.G.N.

Durante mis estudios magisteriales en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana conocí a la amable condiscípula Enriqueta Guzmán Romero, oriunda de la población de Pánuco, Ver.; en ese entonces sólo sabía que era familiar de un funcionario federal y que tenía otros hermanos. Ya como egresado tuve la oportunidad de seguir en contacto con la aludida colega porque éramos de la misma generación y conocí a su esposo, hijos y a su hermana Isabel. Apenas hace muy poco y de manera circunstancial llegó a mis manos un material escrito relacionado con el progenitor de la amiga Enriqueta y en verdad me sorprendió la relevante vida y obra del médico Edmundo Guzmán Neyra, panuquense de origen y veracruzano de buena cepa. A continuación trataré de bosquejar a grandes rasgos lo que fue ese profesionista excepcional, al cual sus coterráneos – a más de 40 años de su deceso- siguen denominando como “el constructor del Pánuco moderno”.

Edmundo Guzmán Neyra (1909-1973) nace en ese singular municipio enclavado en el extremo norte del estado de Veracruz, hijo del farmacéutico Casiano Rodrigo Guzmán y de la señora Amalia Neyra; sus hermanos fueron Alfonso y María Amelia. Realizó sus estudios primarios en su localidad natal y los estudios medios y superiores en la Ciudad de México, tanto en el Colegio Francés como en la UNAM, obteniendo el título de médico general y posteriormente haciéndose acreedor a una especialidad (médico sanitario epidemiológico). Retorna a su ciudad natal como jefe de sanidad y se casa con la joven Guadalupe Romero, procreando 6 hijos: (Casiano, Enriqueta, Guadalupe, Beatriz, Francisca e Isabel). Su hija Guadalupe, a la distancia cronológica rememora: “Recuerdo que en el pasillo del comedor de la casa familiar había un pizarrón y ahí mis hermanos y yo nos sentábamos y de acuerdo a nuestros grados de primaria, mi padre Edmundo nos hacía preguntas y nos instruía respecto a la matemáticas. A veces mis hermanos y yo nos llevábamos uno que otro ligero coscorrón… Mi papá, médico de profesión, fue bondadoso y humanitario, atendía a todos sus pacientes a pesar de que no tuvieran en ese momento el dinero para pagar la consulta…”

El aludido personaje se desempeñó en actividades de investigación, en labores educativas y en cargos diversos. Entre sus responsabilidades médicas destaco las siguientes: Jefe de Centro de Estudios de Investigación Antivariolosa de la UNAM, Jefe de la Campaña para la Erradicación del Paludismo en 5 entidades federativas, Jefe de los Servicios Sanitarios en el Estado de Veracruz, Primer Jefe del Centro de Salud “Dr. Gastón Melo”, de Xalapa, Ver., Jefe del Centro de Salud de Tampico, Jefe del Centro de Salud y del Hospital Civil de Pánuco. Además se desempeñó como especialista en diversas clínicas, fue autor de un tratado sobre enfermedades tropicales, igualmente se significó como catedrático de la Escuela de Medicina de la UAT y como docente y director de la Escuela de Enfermería de Xalapa, Ver.



Como hombre identificado con su pueblo realiza un esfuerzo loable en el ámbito educativo y en el campo político-social. Fue profesor y primer presidente del Patronato de la Escuela Secundaria, después se desempeñó como fundador y primer director de la Escuela de Bachilleres. Fue presidente municipal en dos ocasiones, la primera vez sólo por 1 año (1942) y en la segunda ocasión durante el período comprendido de 1970 a 1973, siendo sorprendido por la fatalidad a escasos 7 meses y días para culminar su mandato. Durante su fructífera gestión, apoyado en todo momento por el pueblo, ofrendó constancia plena de honradez, entrega y afán de servicio a la comunidad. Saneó la hacienda pública, pavimentó las calles de la comunidad, transformó la fisonomía de la cabecera municipal, construyó edificio escolares en los recintos urbanos y rurales, dotando a varios de ellos de mobiliario escolar, sin dejar de lado los servicios de salud, los caminos vecinales, la luz y el agua, catalogándosele como el arquitecto del Pánuco moderno de los años 70.

A los 64 años fenece el médico Guzmán Neyra, “el del vestir sencillo y sensibilidad artística, el del carácter fuerte, el buen galeno, el excelente presidente, el hombre de gran corazón…” Su hija Guadalupe culmina: “… cuando falleció, las campanas de la Iglesia estuvieron teniendo a duelo todo el día. La gran mayoría de la población acudió al entierro y las vallas humanas se extendieron desde el palacio municipal hasta el panteón…”

Atentamente



Profr. Jorge E. Lara de la Fraga.