De lo que fue la vida del jurista, escritor y servidor público, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, destacó el exhorto que hacía Aureliano Hernández Palacios: “luchemos unidos para que los principios, propósitos y condiciones de carácter supremo que consigna la constitución no sean letra muerta sino principios esenciales para el logro de los altos fines que se propone México”.
Con un fuerte operativo de seguridad, a su llegada al Museo de Antropología, el ministro se negó a hablar con los reporteros de los diversos medios de comunicación y mientras caminaba hacia el auditorio en donde se llevó a cabo la inauguración del Homenaje a Aureliano Hernández Palacios, los elementos de seguridad decían “él no da entrevista”, “él no acostumbra a dar declaraciones”.
Así, contrario al humanismo que enfatizó de Hernández Palacios, Mayagoitia dejó en el aire preguntas, sin detenerse al lado del secretario de gobierno, Reynaldo Escobar Pérez, llegó y ante estudiosos del derecho y magistrados, narró su historia como alumno de Aureliano.
En primera persona, inició, “soy abogado de la generación 59-63, en el primer año de mi carrera tuve la suerte de ser alumno de Aureliano Hernández Palacios, quien me dio el curso de Introducción al Estudio del Derecho, que seguía en su exposición al autor Eduardo García Maynez, pero para los incipientes estudiantes de primer semestre, las disertaciones del maestro nos hacían más interesantes las páginas del libro, se apartaba tanto del texto que debíamos tomar apuntes y seguir las explicaciones porque la sola aventura de aquella obra no podía alcanzar sus lecciones”.
Ante los hijos del homenajeado, María Esther, Fernando y Luis, continuó, “como maestro de carrera, hacía gala de la exposición de técnica de la enseñanza, trasmitía conocimientos con mucha sencillez y con un lenguaje al alcance de todos nosotros, con ejemplos claros que permitían entender los conceptos”.
En su faceta de jurista fue muy cercano a la academia y sus aportaciones no han sido menores, sus comentarios al código de defensa social al estado de Veracruz, constituyen una obra cuidadosa y erudita en materia de derecho penal, para don Aureliano “la defensa social es un sistema que comprende la prevención del delito, la represión, el tratamiento penitenciario y los procedimientos judiciales como elementos relacionados con la justicia penal”.
Así a través de una viaje por la abogacía, el rector de la UV y del servidor público que “pedía justicia para los demás, lo que lo motivó a poner el establecimiento de un bufete jurídico gratuito, que daba utilidad social a las enseñanzas del derecho”, Mayagoitia expuso un ejemplo de gran ser humano, “mi padre tuvo un litigio como inquilino de una casa en Misantla decidió sin saber leyes pedir audiencia con el señor magistrado Hernández Palacios y su abogado le recomendó sea usted muy breve y conciso, el señor magistrado tiene el tiempo limitado, don Aureliano lo recibió y le concedió todo el tiempo que quiso para explicar sus puntos de vista”.
Continuó, “los relatos que él traía (el padre de Mayagoitia) que desde luego no eran jurídico ni procesales, el magistrado lo escuchó cortésmente estudió el asunto con rigor y resolvió con justicia, tuvimos que apelar”.