El obispo de la Diócesis de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, dijo que se tiene que vivir intensamente, de lo contrario la existencia se convierte en monótona y nada de lo que suceda importa.
"No hay gusto, no hay pasión por la vida, da igual quien gobierne, a qué hora llega mi hijo o lo que haga, si estudia si no estudia. La vida es una aventura pero para disfrutarla hay que meterse".
Aunque apuntó que hay momentos difíciles, problemas, también cosas muy buenas y no se puede ser solo espectador de la vida, sino que la fe empuja a vivir con responsabilidad dándole sentido a la existencia.
"La gente que vive triste, sin pasión, no se ha encontrado con Jesús".
Pero en medio de incertidumbres y problemas no se debe tener miedo porque se debe confiar en Dios.
"El Papa ya nos ha invitado a reflexionar sobre una tormenta que nos sorprendió a todos, porque fue inesperada y furiosa y se refería a la pandemia del COVID-19 y nos propuso no cerrar los ojos al virus sino luchar y vivir".