Regresaron a Xalapa porque no tenían empleo y por miedo

Hace 9 años Luis Fernando Flores y Victoria Medallo con su pequeña hija en brazos dejó Xalapa en busca de un futuro prospero y seguro; dispuestos a luchar para construir ese futuro que les garantizará una mejor calidad de vida. A poco más de una década y con un nuevo miembro de la familia de 8 años de edad, el matrimonio regresa con las manos vacías y en un clima de incertidumbre; la violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua, les arrebató sus sueños.

El matrimonio Flores Medallo fue uno de los muchos “juarochos” que llegaron el miércoles de la semana pasada a Veracruz huyendo de la violencia e inseguridad que se vive en Ciudad Juárez..

Son los únicos xalapeños que llegaron en ese primer vuelo. Hoy viven en un albergue del Ayuntamiento capitalino, ya que la familia de Victoria Medallo no está en posibilidades de recibirlos por lo pequeño de la vivienda.

Aunque su dos pequeños hijos asistirán a la escuela para continuar sus estudios, segundo de Primara y primer grado de Secundaria.

A Luis Fernando Flores se le contrató como elemento del Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial –IPAX— y a Victoria Medallo se le abrió una plaza laboral en el Ayuntamiento xalapeño.

En Ciudad Juárez eran representantes de una empresa norteamericana dedicada a los pisos y recubrimientos y a la protección para maquiladoras y plantas de potabilización.

Las extorsiones en aquella ciudad fronteriza están a la orden del día; una vez que un empresario o una familia recibe una llamada de extorsión tiene que pagar no menos de 30 mil pesos a la semana, de rehusarle pueden quemar su negocio o asesinar a un miembro de la familia.

“En Ciudad Juárez la gente ya no contesta los teléfonos de casa ni celulares por miedo a recibir una llamada de extorsión. Pero cuando la extorsión no es vía telefónica, los delincuentes te interceptan en la calle y te dicen que cuota tienes que pagar a la semana. Cuando te agarran ya saben quién eres, a donde vas, saben todo de ti. La vida en Ciudad Juárez es vivir lo más encerrado que se pueda de lunes a domingo”.

Reconocieron que no vivieron a flor de piel la violencia, pues afortunadamente lo más cercano que estuvieron de ella fue cuando balearon la vivienda ubicada frente a su casa, en un centro comercial y en un parque de béisbol infantil.

A casi una semana de haber llegado a la capital del estado intentan estabilizarse emocionalmente, toda vez que se sienten desorientados y “como perros pateados”.

Dijeron estar sorprendidos e impresionados de ver en esta ciudad a la gente caminando por las calles o paseando en los parques sin ningún problema ni preocupación.

Aseguraron que trabajan con empeño para salir adelante y lograr la estabilidad económica y agradecieron al Gobierno del Estado y al Ayuntamiento de Xalapa todo el apoyo recibido.