En un país donde el sindicalismo parece haber perdido el rumbo ahogado entre cuotas opacas, dirigencias eternas y líderes más interesados en contratos que en derechos laborales, este jueves, desde Orizaba, surgió una propuesta diferente: una nueva central sindical, legal, plural, y con un objetivo claro rescatar el movimiento obrero mexicano.
La iniciativa no es menor. Participan sindicatos del sector salud, educación, energía y hasta del ámbito portuario. Todos ellos coinciden en un diagnóstico contundente: el sindicalismo tradicional ya no representa al trabajador, se ha vuelto una herramienta de poder económico, no de lucha social.
"Hay sindicatos que se han hecho muy poderosos por el dinero, pero no por mejorar la vida de sus agremiados", dijo sin rodeos Pascual Gutiérrez Hernández, presidente de la Comisión Plural del Sindicato del Sistema Nacional de Salud.
A su lado, el profesor Enrique García González, de la Asociación Nacional Magisterial, apuntó hacia otro síntoma de la enfermedad: la fragmentación. “Hoy cualquiera puede fundar un sindicato con 20 personas, pero eso nos divide más de lo que nos fortalece”.
La nueva central sindical quiere hacer algo diferente. No se trata sólo de agruparse, sino de incidir. No sólo de exigir, sino de participar. Por eso hablan abiertamente de política. Planean llevar candidatos a los congresos en 2027 y 2030.
"No podemos seguir permitiendo que la voz del trabajador esté ausente del Congreso”, señaló Gutiérrez.
Destacó que el verdadero reto será no caer en lo mismo. Porque la historia está llena de buenas intenciones que terminaron en el mismo juego de poder. Por ahora, su compromiso es con la transparencia, con cuotas claras y con el rechazo a los negocios turbios.