Aunque no hay persecución hacia la Iglesia Católica como ocurrió en la época de la Guerra Cristera en México, sí hay peligros para los sacerdotes que están muy comprometidos con la sociedad, manifestó el historiador francés, naturalizado mexicano, Jean Meyer.
"Sacerdotes que toman en serio su misión y compromiso sacramental y social sí son víctimas. No es una persecución como en la Cristiada", señaló al responder preguntas de los asistentes a su conferencia magistral: "El conflicto religioso en Veracruz", presentada en la basílica menor de Nuestra Señora de Guadalupe.
Y es que dijo que aunque no es público, "por lo menos 5 sacerdotes han sido asesinados en Michoacán por el crimen organizado, por haberse atrevido a defender en el púlpito a su gente o a condenar las conductas de la gente del crimen organizado o cómplices".
En el marco de la celebración del 150 aniversario de la Arquidiócesis de Xalapa se presentó esta conferencia en la que habló del por qué se desató la Cristiada y cómo fue que Veracruz, con su Obispo Rafael Guízar y Valencia, afrontaron esta época de persecución a la Iglesia luego de la aplicación de la llamada "Ley Calles".
"En Veracruz hubo una forma de resistencia especial que se debe a la personalidad de Guízar y Valencia. Hubo católicos que en colaboración con la institución eclesiástica encontraron una forma de resistir a la persecución durísima especialmente bajo el gobierno de Adalberto Tejeda en dos períodos, a él le tocó aplicar la Ley Calles que fue lo que provocó el conflicto religioso y en 17 estados el levantamiento de los cristeros", relató.
El Investigador explicó que según esta ley no podía haber más de un sacerdote por cada 100 mil habitantes, el otro punto más grave es que ningún sacerdote podía ejercer si no se registraba en la Secretaría de Gobierno de los estados y pedir permiso, es decir, la licencia la daba el gobierno.
Con un gobierno anticlerical, Roma recibió aviso de la creación de una Iglesia Cismática y prohibió a obispos obedecer la Ley Calles, por ello, Obispos mexicanos decidieron suspender el culto público.
Pero hubo algunos sacerdotes y obispos en contra de esto, no querían suspender el culto público y entre las diferencias fue que a principios de agosto de 1926 es cuando corre la sangre en varias ciudades, pues la multitud no deja entrar al notario público que certificaría cierre de templos y levantaría registro de bienes, el gobierno se enoja y manda la tropa. "Es la chispa que explica el levantamiento cristero".
En el caso de Veracruz los obispos discutieron la suspensión del culto, pensaron que provocaría violencia anticipando la reacción del pueblo católico, entre ellos el arzobispo de Guadalajara Francisco "El Grande", de quien el gobierno pensaba, era el jefe de los cristeros.
Rafael Guízar y Valencia estaba en contra de la suspensión del culto público, después obedeció a la Iglesia porque hubo mayoría de obispos a favor de la suspensión del culto, pero emprendió acciones como irse con zapatistas, se exilió a Cuba y hasta se cambió el nombre.
Así, el Investigador contó las andanzas de un Obispo al que desde entonces llamaban santo, y que tenía un enorme poder de convencimiento y sensibilización, así como su facilidad de llorar y hacer llorar.
Destacó que a pesar de la guerra, Guízar y Valencia siguió gobernando la diócesis a distancia, y sacerdotes obedecían. "Mientras había guerra, el Obispo en Veracruz acepta los amargos hechos, desaprovecha la emotividad de jarochos y frena impulsos combativos de la gente contra los deseos del gobierno. No era guerrillero sino soldado de Cristo".
Jean Meyer destacó lo que dice el mito y la realidad, en primera, que el gobernador Aldalberto Tejeda da órdenes de buscarlo, no lo encuentra, arrestan a un sacerdote y lo torturan, con esto, él se presenta y entrega, lo expulsa y manda a Estados Unidos y todo está documentado, explicó.
El otro hecho sin documentación, es que en la segunda gubernatura de Tejeda, "y firma decreto donde habrá 13 sacerdotes y el Obispo dijo, no vamos a obedecer esa ley y ordena al clero retirarse. Cuando entra en vigor el decreto un joven intenta matar al gobernador, no hay complot, es un seminarista, la bala roza, (...) el Gobernador da orden de tirar a matar, él se presenta y dice "aquí estoy, me pueden fusilar y el gobernador no se atreve".
Incluso, resaltó que hay un telegrama de monseñor Guízar y Valencia en donde escribe a Adalberto Tejeda y pide que lo hiera de muerte a cambio de la libertad del pueblo católico y deje de amenazar y matar gente.
Al concluir la conferencia, el arzobispo Hipólito Reyes Larios, le obsequió al conferenciante una biblia, un arcón de productos veracruzanos y un apoyo económico.
Asimismo, le propuso que uno de sus siguientes libros sea el de Veracruz en la época de la Guerra Cristera.
Entre los asistentes estuvieron presentes el secretario de gobierno Erick Lagos Hernández y el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez.