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Sección: V?a Correo Electr?nico

Se fue un grande del beisbol

Fernando F. Cancela 10/05/2012

alcalorpolitico.com

Que curiosa es la historia: el primer juego de beisbol en México se jugó a fines de abril de 1847 en el parque "Los Berros" de Xalapa, por soldados del ejército invasor estadounidense que utilizaron como bate la prótesis de la pierna ("pata de palo") de Antonio López de Santa Anna, que habían capturado días antes en la Batalla de Cerro Gordo.

Pero no quiero hablar de esa historia, sino de una que siempre estuvo marcada por las luchas constantes de un hombre, que aún a pesar de su largo andar, no se notaba que le pesaran. Dios lo dotaría de un don muy especial, una extraordinaria fortaleza física y una saludable mentalidad gracias al deporte que desde muy jovencito practicó. Hombre alegre, trabajador, disciplinado, buen amigo, padre, esposo y abuelo, lleno de nobleza, y sin lugar a dudas, la prudencia como su principal virtud. Si en pocas palabras se pudiera describir, así era el Profesor Miguel Caicero Aguilar (Miguelón), mejor conocido en el mundo del beisbol como “La Coqueta” y quien se mantuvo con un mayor conocimiento entre los seguidores de los cuadrangulares como “El Figuritas”, en virtud de que movía y hacía figuras con el pesado bate de una manera sin igual, que sostenía con tan solo dos dedos.

Es increíble encontrar una persona tan feliz en la vida como lo fue Miguelón pues comenzó su vida trabajando, al quedar huérfano de padre a los seis años, situación que propició que tuviera que trabajar para ayudar a su madre en el comercio, para levantar a dos hermanos y a tres medios hermanos. Nativo de Xalapa, su niñez se desarrollo en la calle Alvarado donde creó buenos amigos, lo mismo que en Betancourt y Sayago.

Las ventas ambulatorias de su madre lo llevaron hasta los campos de beisbol que comenzó primero observando los juegos. Su admiración por los jugadores lo llevó a tener un cariño especial por el rey de los deportes y que posteriormente lo llevó a practicarlo. Profesor normalista, cuya profesión ejerció poco debido a lo que tuvo que priorizar, el amor que lo llevó a contraer matrimonio estando muy joven, y posteriormente, ser bendecido con cinco hijos que le dio su amada esposa Clara Elena Hernández de Caicero cuyo apellido de soltera es Oyarzabal. Miguelón no tan solo ayudó al sostenimiento de sus hermanos, sino también tuvo la encomiable misión de educar a diferentes nietos a los que les transmitió buenos cimientos y valores, sin embargo lo más importante es que los enseñó a vivir la vida intensamente.

Ser humano que le gustaban las cosas buenas, pero que siempre disfrutaba los detalles que sus pequeños hijos le daban de corazón, además de su gusto especial por el baile y la música en sus años mozos. Pero lo que seguramente más gozo en vida, fue el hecho de sumar amistades, otro de sus dones que siempre tuvo al extender siempre su mano amiga a quien quisiera estrecharla. En todo momento procuró crear buenos y nuevos amigos, no hablaba mal de nadie, y eso seguramente fue de gran valía durante el tiempo que estuvo en esta vida terrenal.

Dentro del beisbol participó en infinidad de equipos, al ser invitado a participar en diferentes ligas, que fue conociendo a través de sus negocios en el centro de la Atenas Veracruzana, y que se dedicaban a la compostura de máquinas de escribir y registradoras, negocios que también le sirvieron para fortalecer sus brazos, y que a su vez le ayudarían para las posiciones que jugo en el beisbol al realizar las posiciones de catcher y cuarto bat en los equipos de enseñanza media, pero también fue jugador y seleccionado estatal y nacional; jugó en Chileros y fue seleccionado para ligas nacionales e internacionales, sin embargo, el compromiso familiar no le permitió aventurarse a buscar el sueño americano, pero estuvo en la novena de Los Diablos Rojos de México y un tiempo en Los Tigres de Detroit, finalmente se quedó jugando en Xalapa y Veracruz, cuando la pelota era de mucho nivel en Los chilpotles donde juegan los mejores veteranos que tiene el estado de Veracruz al lado de otros grandes como lo son: Mario Luna, el famoso Kin-Kong quien jugo en grandes ligas, con el Loco Terán, con el Capi Valerio, con la familia Bello, que son una dinastía jugando la pelota de alto nivel, así como con el viejo Joe Cristi, es decir, jugó con los más grandes del seleccionado estatal.

A sus más de 50 años, todavía se le observaba volar la barda de diferentes campos, entre los que se encuentra el Parque Deportivo Colón; al ser un hombre ágil, fuerte y alto, que le ayudó para ser veloz, lo cual demostró en la infinidad de vuelas cercas que tuvo en sus records, ello apoyado en muy buenos reflejos y visión. En los archivos deportivos deben existir muchas fotos que darían certeza a mis comentarios, al jugar por lo menos en 50 equipos durante su vida. Y a quien también le tocó que le pagaran con monedas de oro en equipos como Los Ferrocarrileros de México.

Se le recuerda también jugando en las posiciones de jardinero izquierdo, center field y primera base, que jugó algunos años. A Miguelón le gustaba mucho la música de todo tipo, la abundante y buena comida, pero sobre todo le gustó mantenerse a base de otro de sus deportes favoritos: el baile. Igual bailaba ritmos alegres que la música suave de los danzones de Benny More, Luis Alcaráz, Agustín Lara, Acerina y su Danzonera, que el movido mambo Número 8 de Dámaso Pérez Prado, siempre con su eterna compañera Clara Elena, a quienes se les observaba caminando por toda la ciudad, al ser una pareja de eternos enamorados en los parques de Xalapa, en los cines Radio, Variedades ó Xalapa, primero solitos y después con sus cinco queridos hijos: Enedina (Nina), María Antonia (La güera), Miguel, Pascual y José Caicero Hernández.

Miguelón fue un hombre muy querido por toda su familia y su partida de esta vida terrenal fue muy representativa debido a que el día de su sepelio fue el cumpleaños de su madre a la que siempre Miguelón quiso mucho y respetó. Miguel Caicero Aguilar (El Figuritas), falleció el pasado 27 de abril a los 84 años. Sin embargo, hombres como él nunca se van sino que dejan una gran herencia y enseñanza, la de nunca pelear, siempre conciliar y usar la palabra como herramienta fundamental y sobre todo amar el deporte y siempre dar su mejor esfuerzo. Descanse en Paz.

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