Los dulces típicos mexicanos siguen endulzando las tradiciones del Día de Muertos, aunque con una notable evolución en sabores, colores y presentaciones.
Comerciantes locales aseguran que la tradición artesanal se mantiene viva, pero adaptándose a los gustos actuales.
Jesús Ávalos Gómez, productor orizabeño con 15 años participando en los puestos de Todos Santos, en el mercado Cerritos, comentó que los productos como cocadas, jamoncillos, palanquetas, tamarindos y fruta cristalizada se elaboran con ingredientes frescos y bajo estrictas medidas de higiene.
“Todo lo que traemos es fresco, embolsado y con higiene. Lo importante es ofrecer variedad y buena atención”, señaló.
Explicó que la innovación también llega a las figuras de los dulces: además de las tradicionales calaveras, ahora se elaboran perritos y gatitos de chocolate o jamoncillo, en sintonía con las ofrendas dedicadas a las mascotas.
Por su parte, José Fernando Pérez, otro comerciante del mercado, destacó que cada año acuden productores de distintas regiones para ofrecer una amplia gama de sabores: “tenemos de todo: bolitas de coco, panquecitos, palanquetas, cocadas y paletas de azúcar. La gente se va contenta”, dijo.
Los vendedores esperan que las mejores ventas se registren entre el 27 de octubre y el 2 de noviembre.
Ambos coincidieron en que, aunque los dulces cambien con el tiempo, el significado sigue siendo el mismo: mantener viva la tradición y el recuerdo de los seres queridos.