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Universidad Anahuac

Sección: Estado de Veracruz

Se van los “juarochos”, nos dejan solos; “ni modo, aquí no es vida”: comerciante

- Tiendas vacías, gente que pide dinero y, “si tienen quien los ayude, vayan con ellos. Ojalá y esto acabe pronto”

- Sólo el Obispo censura inmisericorde la salida: “cuando el barco se hunde las ratas huyen”

Ylia Ortiz Lizardi/Enviada especial Cd Ju?rez, Chih. 01/04/2010

alcalorpolitico.com


Foto: Alba Martínez

Aunque no es grato para los juarenses y gente radicada en esta ciudad fronteriza la presencia intimidante de 11 mil soldados que resguardan la seguridad, dado que cometen abusos y excesos de autoridad, reconocen que su permanencia es necesaria y por ello la gente está conforme con que se amplíe la permanencia de los militares por 3 meses más, aún cuando mantenerlos le cueste al Ayuntamiento 189 millones de pesos.

Este jueves, sólo por ilustrar lo que se vive aquí, en lo que va de las primeras horas de la madrugada, el saldo oficial fue dos ejecutados y un colgado en la estructura de un gran antena, luego de ser torturado, faltan los que se confirmen el resto del día. Ayer fueron siete muertos, antier 10 muertos y una niña a la que le tocó estar en medio de la balacera.

Así que si a la gente de acá, no le gusta la frialdad y dureza del trabajo de los militares, ya se acostumbró a verlos por todos lados en los rondines en colonias de la periferia y en la zona centro de la ciudad, el viejo centro de Juárez. A unos metros del puente que cruza “al otro lado”, donde su parque junto a la Catedral es punto obligado de los migrantes, quienes antes cruzaban como ilegales, pasan al templo a pedir sobre todo que en el inicio de su travesía no los detenga “la Migra”.

Es ahí donde hoy, previo a los días mayores de la Semana Santa, cualquiera se puede encontrar con el obispo de Ciudad Juárez, Renato Ascencio León Juárez, tratando de convencer que esta ciudad no es la más peligrosa del mundo, que sólo enfrenta problemas difíciles y que los que se van “huyen como las ratas en un naufragio”.


El olvido por los caídos es una constante, solo unas cuantas cruces abandonadas en campos algodoneros nos hacen recordar que en Ciudad Juárez las mujeres son vulnerables.
Foto: Alba Martínez


Entrevistado al término de la consagración de los Santos Óleos por la prensa veracruzana, el ministro religioso fue inmisericorde con los “juarochos” que están marchando de esta ciudad porque afirmó: “cuando el barco se hunde las ratas huyen”.

Fuera de contexto en sus palabras, aún más se atrevió a decir que "los veracruzanos están huyendo ante los grandes problemas que enfrenta Ciudad Juárez, pero ustedes que son periodistas son de allá donde hay barcos. Hay que recordar que el dicho dice que cuando hay un naufragio, las primeras que corren son las ratas… el temor se advierte entre sus paisanos, pero el que anda metido en problemas es más fácil que lo localicen aquí”.

Así mostró su resentimiento el obispo por la salida de los “juarochos” y siguió con la perorata de que Juárez vive sus momentos más difíciles como en cada país ocurre y que sólo el que anda metido en malos pasos es el que se ensucia”.

“Ahora le tocó a Ciudad Juárez, pero estamos saliendo de esos problemas”. Sólo que los comerciantes de la zona no coinciden con el Obispo, porque esos problemas tienen que ver con que sus tiendas estén vacías, cuando hasta hace dos años no se daban abasto para atender a toda la gente que iba y venía del otro lado.


La vida en ciudad Juárez aparentemente en calma, vive una gran tensión, negocios sobre todo antros de diversión han cerrado sus puertas debido a la inseguridad, la gente con incertidumbre camina por las calles, descansa en el parque o realiza sus compras por el día, ya que llegado el anochecer hay que volver a lugar seguro para no ser una cifra más en esta fronteriza ciudad.
Foto: Alba Martínez


La tradicional e internacional avenida Juárez, donde alguna vez existió el “Noa Noa” de Juan Gabriel, está desolada. El hormiguero de gente en el puente viejo hacia la aduana es excepcionalmente hoy porque son vacaciones y quienes tienen permiso pasan a visitar a su familia, pero generalmente “no se paran ni las moscas” como dice la dueña de una zapatería que vende botas de piel exótica y de todos los colores para los norteños.

Doña Martha Guerrero López, diseñadora y fabricante de calzado, como la gran mayoría de los juarenses, está inconforme con la salida de los “juarochos” y de miles de personas de otros estados, porque advierte “nos dejan solos, sin movimiento de dinero: la vida de esta ciudad era la gente de fuera y ahora nos dejan”.

Pero, por otro lado, reconoce que “la medida del gobierno veracruzano es humanitaria; aquí no es vida, todos te piden dinero para trabajar, para vivir, es terrible, y es justo que si tienen quien los ayude, se vayan con ellos. Ojalá y esto acabe pronto”.

Y agrega: “a nosotros nos tocó bailar con la más fea. Esto es literalmente una guerra, entre soldados y pandilleros que te encuentras a la vuelta de la esquina y por la que te tienes que escurrir para que te toquen los balazos”.


El programa Veracruz sin fronteras ha sido bien recibido por los juarochos radicados en Juárez, muchos de los cuales prefieren volver a sus tierras que padecer la inseguridad y la amenaza constante de extorsión, por lo que las oficinas de atención a Veracruzanos a pesar de ser semana santa, noha dejado de atenderlos
Foto: Alba Martínez


Por supuesto, -recalca- este tipo de violencia cotidiana en Juárez asusta no sólo a los que están metidos en la delincuencia, se generaliza porque la gente que nada tiene que ver, está en medio de la guerra.

De ahí la explicación a las más de 60 mil casas deshabitadas, 15 mil del Infonavit, porque no sólo los juarochos están huyendo Cd. Juárez. Todos están saliendo mientras acaba la disputa de narcos y pandilleros con la milicia.

Así que por ahora, el tema de las muertas de Juárez, pasó a ser parte de esta historia de violencia, igual que el emblemático campo algodonero que hasta hace un año estaba lleno de cientos de cruces, pues hoy solo quedan unas cuantas, recién pintadas de rosado, porque hay activistas que se resisten a que las quiten del lugar.


Foto: Alba Martínez

Y ello se debe principalmente a que los dueños ya vendieron esos terrenos, ubicados frente al nuevo consulado, a empresarios hoteleros que ya se están preparándose a construir, pues la superficie está siendo aplanada para la cimentación.