La propuesta de reducir la jornada laboral en México de 48 a 40 horas semanales ha encendido alertas entre organismos empresariales, quienes, si bien respaldan la mejora de condiciones para los trabajadores, advierten que su implementación sin una estrategia clara podría afectar severamente a las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES).
El vicepresidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA) en Orizaba, Octavio Gracián Malpica, expresó que el cambio debe ser progresivo y acompañado de medidas que eviten impactos negativos en el empleo formal. "La reducción de la jornada laboral no puede tratarse como una medida aislada o inmediata. Muchas MIPYMES no tienen hoy la estructura para soportar esta transición sin apoyo técnico y financiero”, afirmó.
Gracián Malpica explicó que en sectores como la manufactura, comercio, turismo y servicios, donde la operación depende directamente del tiempo de trabajo y rotación del personal, una reforma mal planeada podría derivar en despidos, disminución de la productividad e incluso un crecimiento del empleo informal. Desde el sector industrial, propuso iniciar con sectores que cuenten con mayor grado de formalización y productividad, y brindar incentivos reales como la reducción de cuotas patronales y acceso a programas de automatización y capacitación laboral.
Además, destacó la necesidad de claridad legal y regulatoria, para que la reforma no genere ambigüedades ni conflictos entre patrones y trabajadores. “Modificar la jornada laboral implica cambios estructurales en los contratos. Se necesita una ruta jurídica precisa que dé certeza a ambas partes”, dijo.
Finalmente, reiteró que CANACINTRA mantiene su disposición para participar en los foros nacionales impulsados por la Secretaría del Trabajo. “Sí a la reducción, pero con diálogo, responsabilidad y visión de país. Lo importante es no poner en riesgo la competitividad ni el empleo formal que tanto cuesta construir”, concluyó.