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Universidad Anahuac

Sección: Estado de Veracruz

Según investigación, comer más vegetales ayudaría a salvar al planeta

- Reduciría emisión de gases de efecto invernadero y disminuiría consumo de agua

- Mejoraría salud alimentaria mundial y ayudaría a reducir riesgos de pandemia

Miguel Valera Xalapa, Ver. 24/07/2021

alcalorpolitico.com

De acuerdo a un estudio realizado por de investigadores de Chatham House, un cambio global hacia dietas ricas en vegetales ayudaría a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, disminuiría el consumo de agua y podría liberar tres cuartas partes de las tierras de cultivo del mundo para que sean destinadas a otros usos.

“Los patrones dietéticos globales deben converger en torno a dietas basadas más sobre las plantas, debido al impacto desproporcionado de la cría de animales en la biodiversidad, el uso de la tierra y el medio ambiente. Este cambio también beneficiaría la salud alimentaria de las poblaciones de todo el mundo y ayudaría a reducir el riesgo de pandemias. El desperdicio mundial de alimentos debe reducirse significativamente. Juntas, estas medidas reducirían la presión sobre los recursos, incluida la tierra, mediante la reducción de la demanda”.

El documento denominado Food system impacts on biodiversity loss: Three levers for food system transformation in support of nature (Impactos del sistema alimentario en la pérdida de biodiversidad: Tres palancas para la transformación del sistema alimentario en apoyo de la naturaleza) refiere que la pérdida de biodiversidad se está acelerando en todo el mundo, la tasa global de extinción de especies hoy en día es más alta que la tasa promedio en los últimos 10 millones de años y el sistema alimentario mundial es el principal impulsor de esta tendencia.



“Nuestro sistema alimentario se ha modificado en décadas pasadas por el paradigma ‘comida más barata’. Las políticas y las estructuras económicas han tenido como objetivo producir cada vez más alimentos a un costo cada vez menor. La producción agrícola intensificada degrada los suelos y los ecosistemas, reduciendo la capacidad productiva de la tierra y necesitando una producción de alimentos aún más intensiva para mantener el ritmo de la demanda. El creciente consumo global de calorías más baratas y alimentos intensivos en recursos agrava estas presiones”.

Asimismo, la producción actual de alimentos ha llegado a depender en gran medida del uso de fertilizantes, plaguicidas, energía, tierra y agua, y de prácticas insostenibles como el monocultivo y la labranza intensa, lo que ha reducido la variedad de paisajes y hábitats, amenazando o destruyendo la reproducción, alimentación y anidación de aves, mamíferos, insectos y organismos microbianos, y desplazando a muchas especies de plantas nativas.

De acuerdo con los especialistas Tim G. Benton, Carling Bieg, Helen Harwatt, Roshan Pudasaini and Laura Wellesley, como uno de los principales contribuyentes a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, nuestro sistema alimentario también está impulsando el cambio climático, que degrada aún más los hábitats y hace que las especies se dispersen a nuevos lugares. A su vez, esto hace que nuevas especies entren en contacto y compitan entre sí, y crea nuevas oportunidades para la aparición de enfermedades infecciosas.



Por ello, exponen, es urgente una reforma a nuestro sistema alimentario, ya que en caso contrario la pérdida de biodiversidad seguirá acelerándose. Además de cambiar de manera global a una dieta con más vegetales, es necesario evitar convertir la tierra para la agricultura y restaurar los ecosistemas nativos, así como cultivar de una manera más respetuosa con la naturaleza y que apoye la biodiversidad, limitando el uso de insumos y reemplazando el monocultivo con prácticas agrícolas de policultivo.

Cabe señalar que, la protección y la reserva de tierras para la naturaleza y el cambio a una agricultura respetuosa con la naturaleza dependen de cambios en la dieta y serán cada vez más difíciles de lograr si el crecimiento continuo de la demanda de alimentos ejerce una presión cada vez mayor sobre los recursos de la tierra.

Ante este panorama, existe una ventana de oportunidad potencialmente única para el rediseño del sistema alimentario: El secretario general de la ONU convocará la primera Cumbre mundial de sistemas alimentarios de la ONU (UNFSS) en reconocimiento de la necesidad de una transformación del sistema alimentario para mejorar la seguridad nutricional, la salud pública y la sostenibilidad ambiental.



“En 2021, se espera que los gobiernos de todo el mundo desbloqueen niveles de inversión sin precedentes para respaldar la recuperación económica de la pandemia de COVID-19. Los esfuerzos para poner en marcha una "recuperación verde" traerán las cuestiones de sostenibilidad, equidad y resiliencia social a un primer plano, creando nuevas oportunidades para la formulación conjunta de políticas que otorguen la misma prioridad a la salud pública y planetaria”.

A la luz de estas oportunidades, el documento de Chatham House recomienda reconocer la interrelación entre la oferta y la demanda; adoptar un "enfoque de sistemas alimentarios" para impulsar la acción, y fortalecer la coherencia entre los acuerdos globales y las acciones locales.