Sociedad, cansada de arbitrariedades de las policías: Obispo Eduardo Patiño Leal

La sociedad está harta de arbitrariedades de las policías, señaló en entrevista el obispo de la Diócesis de Córdoba, Eduardo Patiño Leal, al condenar el ataque de un elemento de la policía estatal que disparó contra una padre y su hija el pasado sábado por la noche en Amatlán que, dijo, deja entrever que no ha habido ese control de calidad, confianza y profesionalismo en los elementos que se integran a las corporaciones policiacas.

Admitió que no se pueden juzgar a todos los elementos por los errores de uno, pero ello dijo no resta importancia al hecho que se registró mientras el policía estaba bajo los influjos del alcohol, por lo que agregó “nos habla de un alto nivel de peligro, en vez de que la policía este para proteger a la ciudadanía, ahora resulta que atenta contra otras personas”.

Durante rueda de prensa posterior a oficiar la homilía dominical, el obispo Eduardo Patiño Leal señaló que la intervención de la ciudadanía que detuvo al agresor con la amenaza de lincharlo, y se negó a entregarlo a la Policía Estatal, solicitando la presencia de la Marina para que lo detuviera, refleja un hartazgo de la sociedad, que no confía en algunas corporaciones.

Indicó que las autoridades deben reflexionar, para buscar a una selección adecuada y confiable del personal e imponer dentro de las corporaciones una disciplina que asegure que las personas estarán para apoyar a la población y no para atentar contra ellas.

Calificó el actuar de la ciudadanía que retuvo al presunto agresor como un acto de sensatez, en el que lejos de obstruir la justicia, buscaron un organismo de seguridad que consideraron confiable para que interviniera y que se guardará el estado de derecho de las leyes mexicanas.

Y es que fue el sábado durante la noche, cuando un elemento de Seguridad Pública que labora en el penal de la toma en Amatlán como parte del primer bloque de seguridad del reclusorio, quien con su arma de cargo rifle Ak-15 disparo alcanzando a una menor y a su padre, ambos habitantes de Trapiche Viejo, comunidad de Amatlán.

Por lo que la comunidad enardecida encaró al elemento que iba acompañado de dos policías estatales más en estado de ebriedad, deteniéndolo con la advertencia de lincharlo en caso de que la menor falleciera, sin embargo más tarde fue entregado por los habitantes a la Marina.