A tres meses de los desafíos por la crisis de inseguridad en México, Veracruz se recupera, ya que el gobernador Javier Duarte de Ochoa ha defendido que toda conducta delictiva debe tener consecuencias legales, y la pesadilla empieza a parecer cosa del pasado, escribe Luis Prados en el diario El País.
Con el título Ganando la partida al narco, el periodista Luis Prados publicó este domingo un reportaje sobre la seguridad en el territorio veracruzano, las acciones para combatirlo y los resultados.
A partir de una entrevista con el empresario Luis Alberto Martín Capistrán, recuerda que los hechos que se registraron en septiembre pasado y que atrajeron los reflectores hacia la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Los homicidios de personas, presuntamente vinculadas con Los Zetas, fue un punto culminante, muy sensible para la sociedad veracruzana y determinante para que las autoridades reaccionaran para retomar el control de la situación, explica el periodista para luego analizar la importancia geográfica del territorio veracruzano.
El estado de Veracruz, se lee, una franja de litoral de 750 kilómetros de extraordinaria riqueza natural, fronterizo con otros siete estados, es clave para México por población, 7.6 millones de habitantes, y economía, ya que representa seis por ciento del PIB nacional, y más aún en un año electoral como 2012.
Esta California mexicana, como llama el autor a la entidad veracruzana, vivió momentos difíciles, sobre todo el sector turístico, se consigna en el texto, y a partir de una entrevista con un médico forense, Luis Prados hace una comparación entre el antes y el ahora.
“Azuara reconoce que la seguridad ha mejorado desde diciembre, sobre todo en lugares blindados como Veracruz o Xalapa, la capital del estado”, escribe, al citar textualmente al médico, para luego hablar de la coordinación de las autoridades estatales con las federales en la operación del programa Veracruz Seguro y sus resultados.
Así como de las decisiones del gobernador Javier Duarte de Ochoa de disolver la policía intermunicipal y del apoyo de la Secretaría de Marina Armada de México para activar la policía naval en la zona Veracruz-Boca del Río, de depurar los cuerpos de seguridad y de formar mejores policías, pero sobre todo, mejor pagados.
Veracruz, escribe Luis Prados, funciona como un corredor del sur hacia los Estados Unidos, de ahí que el gobernador Duarte de Ochoa y el Gobierno Federal acordaran construir dos bases militares en cada extremo del estado, una en Tempoal y otra en Acayucan.
Tras una entrevista con el alcalde Salvador Manzur, el periodista habla de sus declaraciones para evaluar la derrama económica en la pasada temporada vacacional: “Hemos superado una etapa muy difícil y no hay riesgo de recaída”, dijo antes de anunciar con orgullo que se están construyendo cinco hoteles y dos grandes centros comerciales en el municipio.
La pesadilla empieza a parecer cosa del pasado; el gobernador ha defendido que toda conducta delictiva debe tener consecuencias legales y prometido luchar contra la impunidad en el primer seminario académico que con el título Seguridad con Legalidad y dirigido por el juez Baltasar Garzón acaba de celebrarse en Xalapa. Duarte es tajante: Veracruz saldrá adelante, continúa el texto.
“Es sábado por la noche en Veracruz y el danzón, los mariachis y las marimbas se adueñan de las calles. Vecinos de todas las edades bailan en las plazas entre tragos de cerveza y mezcal. Tres horas de patrulla nocturna con la policía naval por los barrios marginales de la ciudad sólo conducen al aburrimiento”, escribe Luis Prado a manera de cierre.