En los últimos 20 años, el turismo sexual creció y construyó espacios en la zona conurbada de Veracruz y de Boca Del Río, en una actividad en la cual participan taxistas, sexoservidoras, mujeres
trans y “administradoras”.
Lo anterior lo revela la investigación “Turismo sexual en el corredor turístico Veracruz-Boca del Río: el espacio construido a inicios del siglo XXI” de Oswaldo Gallegos Jiménez, del programa de posgrado en Geografía y disponible en la biblioteca digital de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la indagatoria, Gallegos Jiménez advierte de una “doble moral” de las autoridades a cargo de regular el trabajo sexual en la ciudad de Veracruz, al delimitar “zonas de tolerancia” y negar la existencia de “turismo sexual” en el municipio.
Con la ayuda de mapas, la investigación además establece tres áreas de turismo sexual en el denominado Corredor Turístico de Veracruz y Boca Del Río (CTVBR).
El primero, en la zona norte de la ciudad y marcada por usos y costumbres desde el siglo XIX; el segundo en el centro del puerto de Veracruz y el tercero, en la zona sur de la mancha urbana, en el municipio de Boca Del Río.
La investigación además identifica al servicio de taxis como un factor clave dentro del turismo sexual, pues gran parte estos toman un rol de operadores turístico-sexuales al proponer, trasladar y contactar a turistas con el segmento del sexoservicio indicado en el CTVBR.
Para establecer la muestra, el autor recopila la información de 8 sexoservidoras o trabajadoras sexuales, una administradora (matrona) y dos taxistas y en donde se observa a tres madres solteras y personas con antigüedades de 20, 13 y 12 años en el trabajo sexual.
Igual identifica situaciones de hastío de las mismas trabajadoras, además de historias de separaciones y episodios de violencia de parte de sus parejas.