Los últimos datos estadísticos de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno Federal indican que el estado de Veracruz es uno de los más seguros en el país y ya que muestra un “bajísimo” índice en comisión de delitos si se nos compara con el norte.
Tan seguro, que se ha vuelto refugio por excelencia para connotados miembros de la delincuencia organizada y hasta prófugos de los agentes del FBI, como el no muy célebre Michael Cornelius Burke, quien era seguido por la autoridad estadounidense por la acusación de abuso sexual contra dos menores y estaba en la lista de los más buscados del Buró Federal de Investigaciones.
Por casualidad se dio con su paradero en la comunidad de La Primavera, municipio de Emiliano Zapata, a unos cuantos minutos de la capital del estado, y ayer fue enviado a Texas desde la terminal aérea Heriberto Jara Corona.
De igual forma se recuerdan casos de delincuentes que escogieron a Veracruz como su guarida: a principios de noviembre, en el municipio de soledad de Doblado, murió Braulio Arellano Domínguez, alias “El Gonzo”, miembro del cartel del Golfo y fundador de Los Zetas.
Esta persona falleció en un enfrentamiento con elementos de la Marina en una lujosa casa que destacaba dentro de la zona de alta marginación de Soledad.
Antes, en marzo del 2008, hubo noticias de la muerte de otro miembro del cartel y con el mismo rango, Roberto Carlos Carmona Gassperín, a quien las autoridades veracruzanas identificaron como Z-14, asesinado en el marco de una carrera de caballos en la comunidad de Villarín, puerto de Veracruz.
En mayo del 2002, en el Alemanismo, por investigaciones de inteligencia del Ejército Mexicano, es capturado con vida Jesús Albino Quintero Meraz, quien, de hecho, era vecino del ex mandatario Miguel Alemán en el exclusivo fraccionamiento de Costa de Oro.
Jesús Albino Quintero Meraz fue presentado con bombo y platillo por los altos mandos militares en la ciudad de México como uno de los capos más astutos, con perfil muy pacífico, nada violento, pero muy inteligente para pasar grandes cantidades de droga a los EU por la zona del Golfo de México.
En julio del presente año se destapó la cloaca cuando elementos de la Policía Federal detuvo en Veracruz a cuatro integrantes de la banda de secuestradores “Los Rojos”, a quienes la PGR atribuyó el secuestro y ejecución de Silvia Vargas, la hija de Nelson Vargas, ex director de la Comisión Nacional del Deporte.
Entre los arrestados estaban Cándido Ortiz González, líder de la banda, y su hermano, Miguel Ortiz González o Comandante Tigre, hermano del líder, quien participaba en la logística para ejecutar los secuestros, y hasta era dueño de una escuela de artes marciales en el municipio Boqueño.
Varios diarios documentaron que Comandante Tigre hasta participó en eventos deportivos internacionales organizados por el Instituto Veracruzano del Deporte, de Roberto Bueno Campos, sin que nadie se percatara de su verdadera profesión.
Debe resaltarse que, como para tratar de salvar la honra de las autoridades veracruzanas, días después de la exitosa incursión federal, el General Sergio López Esquer, titular de la SSP, fue a detener a Jorge Alberto Campos, alias el Magadán, a quien se presentó como un miembros más de la banda de plagiarios y que al final fue dejado en libertad, con un “usted disculpe”, tras comprobarse que en realidad era un simple capataz de la propiedad de los delincuentes en el municipio de Antón Lizardo.
El 22 de marzo de 2008, en el municipio de Coatzintla, miembros de la SEDENA arrestaron a Raúl Hernández Barrón, alias el Flander I, ex miembros de las fuerzas de élite de ejército, fundador de los Zetas, y en sus tiempos de gloria, escolta personal del capo Osiel Cárdenas Guillén, quien fue apresado en marzo del 2003 junto a Víctor Manuel Hernández Barrón, conocido como “El Flander II” por ser hermano del primero.