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Sección: Estado de Veracruz

Las palabras de la ley

Víctimas: raíz de los derechos humanos

Salvador Martínez y Martínez Xalapa, Ver. 02/12/2020

alcalorpolitico.com

Ya corrió mucha agua en los ríos desde que escuchamos que el fin de la economía es la satisfacción de las necesidades de bienes y servicios materiales.

El pasado 26 de noviembre del año en curso, el Instituto Vasco de Criminología celebró el X encuentro victimológico en homenaje al Prof. Dr. Dr. h.c. ANTONIO BERISTAIN. El tema del evento fue “Víctimas y derechos humanos. ¿Cómo percibe la sociedad las experiencias de victimización?”. Nosotros preguntamos, la sociedad mexicana, ¿Cómo percibe tales experiencias?

Lanzamos la pregunta al aire en una calle vacía de Coatepec, Veracruz (México). No creíamos que alguien se atreviera a responder. La cuestión descendió por aquella calle que era semejante a un plano inclinado, pues, a medida que descendía, adquiría, adquirió, mayor velocidad. Creímos que la interrogante se perdería en la profundidad de la avenida.



Para sorpresa nuestra, la cuestión se detuvo en una esquina y ante el vendedor de naranjas. Un hombre tal vez octogenario que tenía su “diablito” y en esa carretilla de carga la canasta repleta de naranjas de jugo para vender.

Atardecía. Perlas de sudor rodaban por su rostro. El anciano intentaba secarlas con un paliacate. La raída camisa de manta, estaba empapada también de sudor. El paliacate, la camisa y el sudor eran gritos de angustia que decían el sol se oculta, el día llega a su fin, ¡La naranja no se vendió! A fuerza de decir verdad, el rostro con los surcos que indican el paso del tiempo, estaba imperturbable.

Un no sé qué nos movió a mirarle a los ojos, “las ventanas del alma” al decir de algunos. No juraríamos si lo que vimos fue el alma del anciano, pero nos pareció observar un jacal con piso de tierra, eso sí muy limpio. Sentada en una silla de palma, la anciana, rezando el rosario, esperaba a su viejo. Los quelites dispuestos en la antigua olla de barro también esperaban sobre las brasas de carbón.



El vendedor de naranjas es la respuesta viviente a la pregunta inicial. Él, subjetivamente, percibía aspiraciones. Objetivamente, consisten en necesidades de bienes. El humano es un ser que ante todo tiene que comer, beber y vestirse (C. Marx). Aquel anciano no se rendía. Tenía la resolución de morirse en la raya.

Nosotros sabíamos que la expresión “Morirse en la raya” es una locución verbal propia del ámbito coloquial empleada en México. El octogenario lo sabía mejor que nosotros porque lo estaba viviendo, lo estaba sufriendo. Le había prometido a su mujer que nunca se quedaría sin comer y estaba haciendo hasta el último esfuerzo para cumplir con lo prometido.

También en alguna parte habíamos leído que la necesidad es una especie de carencia fundamental de elementos de la naturaleza, que está fuera del ser humano.



Así lo percibía aquel hombre que vendía naranjas de jugo, como una llamada hacia estos elementos y, entonces, la necesidad se convierte en criterio y juzgamos en función de él. La necesidad también es un derecho, o la raíz de un derecho; o, por mejor decir, la raíz de numerosos derechos... Las circunstancias actualizaron en la memoria los derechos económicos, sociales y culturales.

Habíamos leído en el alma de nuestro protagonista la siguiente respuesta:

La sociedad mexicana, o al menos la mayoría de sus socios (Obreros, paracaidistas, campesinos, indígenas), perciben la victimización en materia de derechos humanos como una deformación por parte de una sociedad perversa. Es decir, una sociedad que todo lo echa a perder.



La manifestación de una tal deformación se manifiesta en que los conceptos ideológicos denominados “derechos humanos” se constituyen en privilegio de unos cuantos (Señores, clérigos, profesionistas y maestros, comerciantes, industriales, banqueros). Al decir de Ignacio Ellacuría los derechos humanos son conceptos ideologizados y de ninguna manera conceptos históricos, esto es, que existan en la praxis histórica.

Según el mismo autor, un concepto historizado se contrapone a un concepto abstracto y universal. Historizar el concepto “derechos humanos” consiste en:
  1. Verificar si en una realidad determinada se da lo que formalmente se presenta en el concepto;

  2. Descubrir si lo que hace el concepto en esa realidad determinada está al servicio de grupos privilegiados, que son precisamente los que más reivindican dicho concepto.
  3. Identificar cuáles son las condiciones que impiden la realización efectiva del concepto y cuáles son las que pueden poner en marcha el proceso de esa realización.
  4. Cuantificar el tiempo prudencial para constatar un grado aceptable de cumplimiento de lo planteado en el concepto como un “deber ser”.

Algunos definen el morir en la raya como "morir alguien en el cumplimiento del deber, sin muestras de cobardía". Todo derecho es correlativo de deberes.

De cara a la victimización de las personas por la deformación de los derechos humanos por parte de la sociedad perversa, nos preguntamos sobre quién recae el deber correlativo a tales derechos y en la Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 26, encontramos la respuesta:

“Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados.”



Solamente que, hoy en día, los Estados no son de fiar. Por parte de la sociedad, y mirando hacia nuestros adentros, buscábamos inútilmente una contestación a esa situación en el marco legal. Y nos asaltaron otras dudas: ¿Las palabras de la ley son solamente un marco? ¿Formas jurídicas puras y simples? ¿A esto se reduce el “Reino del Derecho”? ¿Éste es el “Régimen de Derecho” a que se refiere el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre?

Las leyes como cerco, recuadro, marco, moldura o, en el mejor de los casos como ambiente, límite, ámbito, atmosfera, escenario, entorno. El orden jurídico como el conjunto de límites en que se encuadra un problema, cuestión, etapa histórica u otro acontecimiento. Y, entonces, ¿El orden jurídico como cultura vital o civilizada?

Por supuesto, nos detuvimos y compramos medio ciento de naranjas. El vendedor se persignó con el dinero, señal de qué era su primera venta del día. Tras de nosotros otras personas se acercaron a comprarle. Alcanzamos a ver de reojo que aquel hombre sudoroso se fue por la calle 16 de septiembre donde, en otros tiempos, estuvo la vía del tren. Tendría que pasar por la Ciudad judicial, allí donde unas juezas o unos jueces dicen el derecho de cada cual...



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