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Sección: Estado de Veracruz

Visita de Ricardo Anaya a Veracruz, una noche para tres

- El Presidente Nacional del PAN negó que tome el movimiento de los alcaldes como propaganda política para las elecciones presidenciales en 2018

- Los ediles le dieron la bienvenida entre efusivos aplausos y buscando una selfie con él

Miguel ?ngel Le?n Carmona Xalapa, Ver. 08/11/2016

alcalorpolitico.com

Una veintena de alcaldes tuvieron listos sus celulares para la selfie con Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN. Los veinte hicieron fila para saludarlo y hasta lucieron sus mejores prendas, azules la mayoría. Sin embargo, la noche en la toma del Palacio de Gobierno de Veracruz estaba destinada para tres…

Bastaron 15 minutos para que Ricardo Anaya Cortés calmara los bochornos de los munícipes con una sola frase: “Saludo al presidente estatal, Pepe Mancha y de manera muy especial al alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez”.

Y así fue, los tres azules ganaron seguidores por racimos toda la noche, mientras lanzaban adjetivos en contra de Javier Duarte y Flavino Ríos, nombrándolos como parte de “la pandilla más corrupta en la historia de Veracruz”.



En respuesta, la gente desde los pasillos del edificio estatal, despavorida, se animó a lanzarlos como gobernador de Veracruz a Yunes Márquez y como presidente de la República a Ricardo Anaya. Por su parte, a José de Jesús Mancha se le vio feliz toda la noche, cómodo entre sus dos amigos.

La velada del lunes siete de noviembre, inició con un tuit de José Mancha Alarcón, “Recibimos en Veracruz a @RicardoAnayaC, esta noche se suma al apoyo de los alcaldes. En Palacio de Gobierno esperan para darle la bienvenida”, publicó el dirigente panista con fotos incluidas donde se le vio sonriente al lado de Anaya Cortés.

Mientras tanto, en Palacio de Gobierno, bajo 17 grados centígrados en Xalapa, alcaldes y afiliados al partido hacían hileras para recibir al que ahora llaman “el jefe nacional”. Unos quemaban cigarrillos y otros, sí tenían hambre, apenas cruzaban a la tienda de enfrente por un perro caliente para no perderse la llegada del que ha llamado a Javier Duarte ladrón, hasta el cansancio.



“Allá viene el jefe nacional”, gritó un seguidor que hacía guardia sobre la calle Enríquez. Y los munícipes se lanzaron en avalancha sobre la Suburban blanca, donde venía el equipo de trabajo del Presidente Nacional del PAN.

Sin embargo, apenas Anaya Cortés tocó tierra en Xalapa, Veracruz, se dirigió a su contemporáneo, al hijo del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Márquez, quien ya lo aguardaba con los brazos abiertos.

El dirigente nacional repartió unas cuantas selfies a sus seguidores y de inmediato aprovechó la asistencia de los medios para sostener que los señalamientos en su contra por su presunta vida de lujos dentro y fuera de México son falsos. Y que llegaba a Veracruz a dormir en los pasillos del palacio únicamente para solidarizarse con los veracruzanos.



De igual manera, descartó que el movimiento de los alcaldes, que demandan un desvío por parte del Gobierno estatal por más de 3 mil 800 millones de pesos, lo tomara como propaganda política de cara a las elecciones presidenciales de 2018.

Acto seguido, el dirigente nacional avanzó hasta la entrada de Palacio, con Miguel Ángel Yunes a su derecha y José Mancha a la izquierda, ambos protegiéndolo de empellones y la efusividad de las militantes panistas que pedían besos en la mejilla.

Apenas entraron los tres azules, las puertas se cerraron de sopetón. “Oye, amigo, déjame entrar soy reportero. Y yo diputada electa. Y yo compadre de un amigo del Presidente de Apazapan. Déjennos pasar”, solicitaron a los guaruras de la entrada, quienes únicamente sonreían y pedían paciencia.



Mientras tanto, en la explanada del Palacio, dio inicio el discurso de Ricardo Anaya. “Saludo al presidente estatal, Pepe Mancha y de manera muy especial al alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez” y cayeron los aplausos como estampida.

Fueron las palabras lapidarias del Presidente Nacional del PAN, no obstante que a unos cuantos metros de él estaba María Angélica Méndez Margarito, la primera alcaldesa en la historia de Mixtla de Altamirano, el municipio más pobre en Veracruz y el cuarto de todo México.

Otra de las ignoradas, fue la presidenta municipal de Río Blanco, María de los Ángeles Martínez Martínez, ella le habría presumido a Anaya Cortés que su administración está haciendo frente a la ola de secuestros, desapariciones y asesinatos que ha provocado la delincuencia organizada en la zona centro de Veracruz.



Pero no fue así, quizá el vínculo que une a los tres panistas sea su edad, pues todos rondan entre los 37 y 40 años de edad. De ahí la confianza de Ricardo Anaya con Miguel Ángel Yunes, pues le dijo al oído, “oye, necesito un baño”, y este le contestó, “aguántate tantito”.

Pero finalmente llegó el momento esperado por la prensa veracruzana, por Enrique Ochoa, presidente nacional del PRI y tal vez hasta por Javier Duarte, desde el sitio donde se esconde de la Procuraduría General de la República.

Ricardo Anaya, Pepe Mancha y Yunes Márquez se dispusieron a dormir como todos, en el suelo. Como niños exploradores.



El primero en recostarse fue Pepe Mancha, entre risotadas colocó dos edredones, dos separes y un tercero para utilizarlo como almohada.

Luego el sueño invadió a Ricardo Anaya, a quien Enrique Ochoa lo señala como una persona "que gana más de lo que trabaja". Pues bien, el panista improvisó su cama, tendió un sarape que le llevaron sus asistentes y se recostó boca arriba.
Anaya optó por no quitarse los zapatos, los lentes, ni el chaleco que los panistas han puesto de moda.

El último en descansar fue Miguel Ángel Yunes, él prefirió recostarse sobre un pilar mientras sus amigos eran retratados. El momento incómodo de la madrugada llegó cuando el hijo del próximo gobernador jarocho sentenció: “a ver, ya déjennos dormir. Ya despéjanos el área”, ordenó el alcalde boqueño a uno de sus elementos de seguridad.



Así terminaba la velada para el trío de amigos, en una especie de recámara de 15 metros que cercaron los elementos de seguridad, juntos, triunfantes y con sueños de inmediato alcance. Una noche para tres en la toma del Palacio de Veracruz.