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Universidad Anahuac

Sección: Estado de Veracruz

¿Le han visto la cara a la pobreza?

Viuda, se quedó con 10 hijos; la mayor de 15 años y la menor, enferma, de 4 años

El retrato de la peor miseria en La Perla: todos viven hacinados en un cuarto, sin cristal en la ventana y techo de lámina, al pie del Pico de Orizaba

Miryam Rodr?guez Hern?ndez Orizaba, Ver. 18/02/2010

alcalorpolitico.com


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Cecilia, con tan sólo 11 años de edad, tiene que sufrir el calvario de un mal en su corazón; le diagnosticaron un soplo, que sumado a su desnutrición, ha hecho que su vivir se convierta en un grave problema.

Ceci, como la llaman sus nueve hermanos y su madre, viven en una casa, si así puede llamarse, de un solo cuarto, el cual es dividido por sogas atravesadas, las paredes de ésta son de mampostería, pero el techo de láminas, que por cierto están a punto de caer. Tiene un espacio donde se simula una ventana que no existe, sólo está el espacio pero no hay cristal, cubierto con un viejo zarape.

Dentro de esta vivienda que retrata parte de la pobreza extrema que existe en este municipio, se encuentran dos anafres, uno donde se cuece el arroz, alimento que consumirán este día; el otro está cerca de las camas, (tabiques con tablas de madera), que si bien tiene un pequeña olla con café, sirve para calentar un poco el frío cuarto, en donde viven Ceci, sus nueve hermanos y su madre. Los sitios donde duermen son adornados por unos cobertores muy viejos, que son los que ayudan a que el intenso frío de la sierra sea menor. El piso de la casa es de tierra.

Juana, la progenitora de esta pequeña niña, narra que hace un año y medio su esposo murió y ella se quedó con la responsabilidad de sostener a su decena de vástagos; la mayor tiene 15 años, la menor cuatro. Recuerda que hace 18 meses, ella salió de emergencia de su casa, pues urgía de atender a Ceci, “se me puso toda tiesa, la tuve que llevar al hospital regional de Río Blanco, estuvo ahí veinte días internada”.

A su regreso, preguntó a sus hijos si había visto a su esposo, a lo que ellos respondieron que desde que se había ido con la pequeña niña enferma, él no había regresado, pasaron algunos días, cuando una mañana tocaron a la puerta de su vivienda, y le avisaron que su cónyuge, quien padecía alcoholismo, lo habían hallado, pero muerto en una cañal del municipio vecino de Atzacan. No le quedó otra opción a ella que ir en pos, ya no del cuerpo de su compañero, sino de los restos de éste, a los cuales les dio cristiana sepultura.

Su dolor, no fue opacado, pero si relegado ante la enfermedad de Cecilia, pues la menor comenzó a presentar mayores problemas de salud, incluso tuvo que abandonar sus estudios de segundo de primaria, pues su rendimiento ya no fue el mismo.

Pero a pesar de la difícil situación que vive esta familia, todo parece indicar que una luz de esperanza, llegó a sus vidas. El gobernador del estado, Fidel Herrera, instruyó a su personal de Salud que le brinden el apoyo incondicional a la niña, incuso de ser necesario será enviada a otro hospital para ser incluida en el programa “De Corazón a corazón” el cual tiene a su cargo el DIF estatal.
En tanto el alcalde de este sitio, Melquiades Vázquez Lucas, también ordenó que la casa de la menor, sea rehabilitada, para que tenga una vida más digna.

De esta historia, que no es la única, pues la probabilidad de la existencia de otras es un hecho, más en la zona serrana, hay muchos aspectos que reflexionar, pero si se pudiera destacar alguno, se mencionaría: la fuerza que esta mujer (la madre de Ceci), quien a pesar de la adversidad, ha sabido salir adelante, pero no sólo eso, sino que ha sido una mamá amorosa, paciente, tierna, luchadora, fuerte, y con mucha fe en un ser supremo, sólo basta escucharla decir:

“Mi amor, mi Ceci, ya párate mija, vámonos al hospital es por tu bien, para que te cures y ya no te me pongas tiesa, no quiero que te me vayas con tu papá, yo te quiero aquí conmigo siempre y con tus hermanitos. Ándele mija, que no ve que esto lo hago porque la quiero” acto seguido viste con delicadeza a la nena y se alista para ir en busca de ayuda médica para su hija; toma su rebozo, en el que lleva colgada a su hija menor de 4 años.