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Columnas y artículos de opinión
¡La gran marcha!
Helí Herrera Hernández
15 de marzo de 2016
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Y allí estaban las masas pensantes, aquellas mentes leídas que están conscientes que la derecha en México lleva años recortándole recursos económicos a la educación pública, golpeándola, denostándola, desprestigiándola con sus instrumentos (radio y televisión), acusándola de inservible y deficiente y a sus maestros de incapaces, tontos, flojos.
 
Y allí estaban cientos, y allí estábamos miles para gritar un ¡Basta! contra los gobernantes apátridas, títeres del gran capital que quieren asesinar por inanición monetaria a la educación laica, popular, formadora de generaciones que nunca permitieron que la recién nacionalizada industria petrolera se paralizara un solo día desde aquel histórico 18 de marzo de 1938, gracias a los maestros y alumnos del Instituto Politécnico Nacional que inventaron tornillos, rondanas, herramientas de tecnología similar a las que las empresas holandesas, inglesas y norteamericanas desmantelaron para no dejárselas al pueblo de México, y así Lázaro Cárdenas las llamara para reactivar esa industria que salvo a la economía nacional por mas de 8 décadas.

 
¡Mentes brillantes! Que surgieron de esa que sigue siendo un baluarte de educación para hijos de obreros, ejidatarios, maestros, profesionistas, vendedores ambulantes, clase media en general en las áreas técnicas, agrícolas, biológicas, cuya incorporación al mercado nacional ha generado tanta riqueza, de las que se han apropiado los laboratorios, las agroindustrias lácteas y de alimentos gracias al modelo económico traído, impuesto y defendido por el PRI, el PAN y sus adefesios verde, panal y PRD.
 
Y allí, en el campus universitario, frente al edificio de rectoría, en el águila, al lado de la pérgola, rodeando al estadio Heriberto Jara Corona llegaban decenas, caminaban y caminábamos sin playeras, gorras, despensas, tortas, paraguas verdes, rojos o azules los que fuimos formados en la Universidad, la pública, porque habrá que decirlo, en aquellos años todavía estaban en el poder los priístas estudiados en la Universidad Nacional Autónoma de México, en el Poli y las Universidades Estatales, con planes de estudios surgidos de la revolución mexicana hecha Constitución, desprendidos de un artículo tercero que solo se atrevió a tocar Carlos Salinas de Gortari en 1991, para iniciar su combate y desmantelamiento, forjando los cimientos de la educación elitista, conservadora, oscurantista que tanto apoyan el Opus Dei, los legionarios de cristo, los banqueros, televisa, la iglesia católica, los neopriístas neoliberales que cada vez se parecen mas al PAN, actúan como el PAN, hablan como el PAN y hacen gobierno con el PAN.
 
Ya éramos cientos, y con el inicio de la gran marcha las consignas salían sin haberlas ensayado porque todos los que allí íbamos somos entes pensantes. A nuestro paso como agua nutrían el afluente cientos mas que salían de los callejones, de los cruces, de las calles, de las fondas, de los cafés, de los restaurantes donde se guarnecían cientos más del frío, de la neblina, del chipi chipi y que con patriotismo y amor por nuestra alma Mater se sumaban para formar largas colas que justificaban a la Xalapa cultural, a la bien bautizada Atenas Veracruzana que cobijaba a todos los que fuimos hechos en escuelas públicas, y que el tiempo y la historia nos dan la razón con nuestras capacidades, talentos, habilidades y dotes en las ciencias pero también en las artes, como el Tlen huicani que entonaba y marcaba el paso con la guitarra, con el violín, con el huapango; a las bellas chicas y gallardos jóvenes del ballet folklórico que aplaudían los gritos de la muchedumbre con el zapateado y el querreque; a Moscovita que inyectaba a los miles ritmo y cadencia; al mariachi universitario que nos hacia sentir con la rielera el ADN que recuerda de donde venimos y con ello el ¡Viva la Universidad Veracruzana cabrones! que salía del alma misma; y si, allí iban con los miles los integrantes de la Sinfónica con sus dedos mágicos y sus pulmones potentes que el cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven eran diminutos frente al coro gigantesco que entonábamos las consignas.

 
Y allí íbamos como unos mas de los ingenieros electrónicos, los médicos, los matemáticos, las biólogas, las físicas, las contadoras los veterinarios, las odontólogas, los administradores, pero también allí iban los normalistas, los maestros, las y los estudiantes de todas éstas instituciones educativas, los pensionados y jubilados de quien recibimos cátedra. Todos, los miles, defendiendo lo que es nuestro, lo que admiramos, lo que gracias a ella somos y que mejor prueba de ello que cientos de los marchantes , pudiendo llevar a escuelas privadas a nuestros hijos, orgullosamente podemos afirmar que son egresados , como yo, de la Universidad Veracruzana no por ahorrar, sino por el alto nivel académico que tiene.
 
Y avanzaba el río, cada vez más caudaloso, desbordante, que invadía aceras y lograba alargar la marcha más y más a grado tal que cerca de 10 mil nunca pudieron llegar a la plaza Lerdo. Se quedaron varados en calle Rafael Lucio, en Enríquez, en Leandro Valle. Los más inteligentes se apostaron en los grandes edificios aledaños adueñándose de las azoteas. Otros resignados escucharon el discurso por los altoparlantes que colocaron gente talentosa en las bocinas de sus autos salido de la radio pobre, la radio que sufre todos los días para salir al aire, la radio UV, la radio universitaria que se ha negado a morir a pesar de todas las limitaciones que tiene.
 
¿Cuántos seremos preguntaban al lado? ¡Imposible saberlo!. Yo, conocedor de concentraciones les comentaba a los que me apretujaban que desde palacio municipal hasta Leandro Valle y todo lucio cabían unos 30 mil, pero allí, desde arriba del viejo hotel México la muchedumbre se perdía. Quizás 40 y daba para imaginar 45 o 50 mil porque los reportes de los que nunca pudieron arribar dieron para manejar esas cifras. Vino a mi mente en ese instante aquel mitin de 1988 encabezado por Cuauhtemoc Cárdenas protestando contra el fraude electoral que dio como ganador a Carlos Salinas y que expertos afirmaron había concentrado a 30 mil o 35 mil veracruzanos, el cual tuve el honor de conducir como maestro de ceremonias. ¡Era enano frente a este! ¡Y yo que siempre afirme que jamás vería otro igual!

 
Y allí, al lado de los columnistas más leídos en Veracruz que me invitaron a su palco-azotea vinieron los comentarios frente a esas masas pensantes, frente a esas mentes brillantes, frente a esos artistas que han recorrido el mundo poniendo en alto el nombre de México, de Veracruz y de mi Universidad: No es Duarte, es el modelo económico, ese que pariaron juntos el PRI y el PAN, porque como en el principito de Antoine de Saint-Exupéry, el PAN se engulló al PRI como la serpiente al elefante logrando lo que se propusieron desde 1939: liquidar el programa revolucionario, progresista y popular de Lázaro Cárdenas.

Y allí estaba el mounstro dormido. El gigante aletargado. Las masas pensantes, las mentes brillantes, los dedos mágicos y los pulmones potentes de los artistas y otros miles cantando a capella el coro de los esclavos de Giussepe Verdi, que enchinaron los bellos y provocaron lagrimas. Allí estaban los talentos, las inteligencias. Allí estaba la razón y el motivo que ha justificado la lucha que desde los 16 ó 17 años abrazo por construir un país mas justo, mas humano, más democrático que brinde una educación de calidad para todos.
 
¡Fui solo uno más de las decenas de miles que actúan y piensan igual que yo!