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Columnas y artículos de opinión
¡Demasiado tarde!
Helí Herrera Hernández
26 de septiembre de 2016
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
El 19 de octubre de 2015 escribí, advirtiendo la tormenta que iba a pasar en Veracruz, en mi artículo >El Exilio< lo siguiente: "Es otoño ya, octubre provoca olores a cempasúchil, a mandarina, a tamales y moles; a cacao y dulces de calabaza. Huele a hojaldra y pan de muerto. Con la caída de las hojas de los árboles aparecerán las calaveras que retratarán a políticos muertos y otros muertos en política. Diciembre y sus fríos serán para estos últimos la tumba de sus sueños. Les quedarán unos cuantos meses para aparentar lo que ya no son porque el poder los rebaso, los enloqueció. El invierno será su infierno".
 
Y así fue, meses, 11 meses, y ahora solo es cuestión de unos cuantos días o quizás horas para ver cuán tardía es la justicia en un país donde el presidencialismo se vive, pero también se padece, apuntaría. Estamos por ser testigos que el desprestigio del Ejecutivo Federal, en aras de ganar adeptos con rumbo al 2018, ha decidido demostrarnos que el combate a la corrupción va en serio, y en esa selectividad para hacerla la aplicará en Veracruz años, varios años después de todos los daños ocasionados por una pandilla encabezada por Fidel Herrera Beltrán, a quien no tocarán, por ser parte de la mafia que gobierna este país.

 
 ¡Fue ciego y sordo frente a los reclamos de millones de veracruzanos que exigían paz pública cuando con la llegada del "Golden boy" llegaron grupos criminales del estado vecino de Tamaulipas a asentarse generando zozobra, miedo, terror en la sociedad a lo largo y ancho del territorio! ¡Fue ciego y sordo frente al enriquecimiento de sus niños fieles quienes colocados en la estructura del gobierno lo aprovecharon para salir de la pobreza y situarse en el best seller de los empoderados económicamente, superando en tan solo seis años a centenas y centenas de hombres y mujeres de negocios que llevaban 40, 50 ó 60 años trabajando de manera honesta! ¡Pero también fue ciego y sordo cuando Fidel, cual si fuera una monarquía, heredó la corona a un muchacho incoloro, insaboro e inodoro cuyos resultados los vivimos nosotros, los de la aldea y no ellos, allá, en su feudo, en su hacienda, en sus palacios y mansiones que por cierto, también han sido producto de la corrupción!
 
Ah, pero ahora sí combatirán la corrupción 12 años después de los daños ocasionados a los veracruzanos, después de cuántas muertes inocentes en manos de la delincuencia amparada por ellos, después de cuántos secuestros, de cuántos robos, de cuántas extorsiones, de cuántas palizas dadas a los maestros jubilados, de cuántos enfermos sin medicinas en las clínicas y hospitales públicos, de cuántas obras públicas caídas, de cuántas familias desmembradas que huyeron de este territorio, después de cuántos escándalos provocados por los juniors de políticos tricolores que amparados por sus "papis" asesinaron, inclusive y hoy, qué barbaridad, hasta le hacen concentraciones multitudinarias al nuevo jefe que si fuera realmente justo, honesto y congruente con su discurso, debería rechazarlos y revivir causas penales empolvadas que causaron lagrimas de familias que se quedaron con sus muertos, con sus penas y con su impotencia de ver estos escenarios de gobiernos fidelistas y hasta alemanistas.
 
Hoy las campanas están a punto de empezar a repicar, a tañer en aviso de justicia, de un presidente de la república "sensible a los atropellos" de una sociedad veracruzana golpeada y robada por funcionarios del mas alto nivel que amparados por el fuero aún se carcajean de esta justicia selectiva que quiere aplicar Peña a destiempo, y que a decir verdad es cómplice de esta delincuencia a la que hoy quiere castigar, más como un posicionamiento político que por sanción real y objetiva a sus delitos.

 
¡Ya para qué!, A Veracruz ya lo saquearon, ya no dejaron ni siquiera para el pago de todas las deudas gubernamentales, pero lo peor, lo dejan ensangrentado, dolido, huérfano porque en cada casa hay algo que lamentan de esta fidelidad: desde un extorsión hasta un ser querido que tuvo que huir para no ser alcanzado por los delincuentes que gozaron del amparo de todos ellos.
 
¡Ya para qué! Si el brazo de la justicia que quiere aplicar Peña Nieto no alcanza al capo mayor quien sigue disfrutando de los bienes robados a los veracruzanos en la madre patria y el presidente lo sabe y lo consiente, lo apapacha y lo mima enviándolo, colocándolo lo más lejos posible apostando al olvido de todos nosotros.
 
¿Y los infiernos vividos por todos nosotros en esta docena trágica qué?

 
¿Borrón y cuenta nueva?
 
Así para qué queremos justicia si ésta llega tarde, demasiado tarde, justo cuando todos los veracruzanos tenemos miedo de salir a las calles y no nos sentimos seguros ni en nuestras casas, porque de allí somos sacados; cuando sentimos temor cuando vemos de cerca a los cuerpos de seguridad encargados de protegernos. Cuando ya no contestamos los teléfonos y cuando tenemos que decirles a nuestros hijos que cambien de rutas, de rutinas y de transporte permanentemente porque Veracruz dejó de ser un territorio donde se salía por las tardes-noches a las plazas publicas a disfrutar la paz social que existía.
 
Queremos y exigimos justicia, sí, pero también exigimos gobernantes honestos y no de doble discurso, que no se extravíen entre el tiempo de candidatos y cuando toman posesión, porque al final de cuentas, de manera franca diré ¿qué ganamos los veracruzanos con que metan a la cárcel a todos estos pillos (es un supuesto que no sucederá), si la situación en la entidad es de desencanto, de desolación, de amarguras, de penas, de sufrimientos, de impotencia y de incredulidad contra una clase política que lleva años prometiendo el paraíso y en cambio, nos ha conducido al purgatorio no para limpiar nuestros pecados y conducirnos al cielo, sino como la antesala del infierno.