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Columnas y artículos de opinión
¡Reformas electorales: ya!
Helí Herrera Hernández
9 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
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Twitter:HELIHERRERA.es
 
México no puede seguir siendo objeto de burla en el mundo por sus elecciones. Independientemente por qué partido y candidato haya usted votado, la prensa internacional nos está haciendo trizas por la forma como se obtienen los triunfos electorales. Allí están los artículos y fotografías que dan cuenta de ello lo mismo en Italia que en Francia, en Estados unidos que en España.
 
El cómputo nacional arrojó un ganador con el 38.21% de los votos depositados a favor de Enrique Peña Nieto, mientras que Andrés Manuel López Obrador conquisto el 31.59% y la candidata del PAN el 25.41%. Esos resultados ya no tienen vuelta de hoja porque quienes tendrían que calificar la legalidad de la elección presidencial ya dijeron, sin ni siquiera analizar el fondo de la elección, “que lo que no se obtuvo en las urnas no se va a ganar en los tribunales electorales”. Ergo, Presidente habemus, versión 2 del “haiga sido como haiga sido”.
 
Vistos así los cómputos las autoridades electorales nos están manifestando que NO les importa como hayan obtenido los candidatos los votos, sino solo el número obtenido por cada uno de ellos. Para los integrantes del Tribunal Federal Electoral les vale sorbete que los hayan comprado con dinero en efectivo, con alguna despensa, con pisos firmes, con becas de oportunidades, con gorras y playeras, con trastos de plástico o baberos o con monederos de tiendas de autoservicio. ¡Nada, el que ganó ganó sin importar los medios que utilizó (sean lícitos o no, morales o no, éticos o no) para conseguirlos!
 
Lo que para el mundo es indigno para las autoridades electorales y varios de los partidos políticos NO. Lo que para algunas naciones es sorprendente al enterarse que en México se compran votos, para los políticos NO. Lo que importa es el resultado y éste consigna que Peña Nieto ya es Presidente electo insisto: “haiga sido como haiga sido” y punto, dado que el Código Electoral Federal no castiga a los candidatos que hayan recurrido a esa felonía. Su triunfo se le respetará y sólo se castigará al partido y eso, si la voluntad de los magistrados del TRIFE amanece con ánimo jurídico.
 
Creo entonces que la lucha de Andrés Manuel y todos los partidos que lo postularon debe circunscribirse ahora a la exigencia, con otras fuerzas políticas, organizaciones civiles, sindicatos y ciudadanos en general, a exigir cambios sustanciales en la Constitución y en el Código que regula las elecciones, para aumentar, en el capítulo de LOS DELITOS ELECTORALES, una serie de disposiciones que sancionen los regalos de candidatos y partidos como medio para obtener sufragios, así como penas privativas de libertad contra todos aquellos que compren con dinero en efectivo y/o transferencias en monederos electrónicos votos.
 
Debe empujarse esa reforma electoral para parar a todas las casas encuestadoras que ven en cada proceso electoral la forma para enriquecerse distorsionando la realidad, falseando las metodologías, creando triunfos de algún candidato con puntajes inexistentes que inhiben que millones de mexicanos acudan a votar porque creen en ellas, y bajo los resultados que machaconamente todos los días (Milenio-Gea-Isa), o cada semana (parametría), o cada 15 días (BGC). O cada 20 (el universal-Buendía), o cada mes (televisa-Mitofsky) daban, de plano decían “para que voy a votar si Peña Nieto ya ganó porque le lleva más de 15 y 20 puntos de ventaja al peje”.
 
Con que dichas empresas encuestadoras pidan perdón por haberse equivocado desde hace 18 años en sus cálculos no se arregla nada y menos cuando llevaban esas mediciones “dolo manifiesto para favorecer a un candidato y perjudicar a otro”. Hoy más que nunca debe legislarse contra todas aquellas que sin profesionalismo dañan a la incipiente democracia mexicana.
 
Otra reforma estructural debe ir encaminada a los topes de gastos de campaña que son insultantes para un país con más de 70 millones de mexicanos pobres. Los partidos políticos tiran dinero nuestro en espectaculares, gallardetes, pósters, nylon, alquiler de autobuses, bolsas de mandado, sombrillas relojes, etc. Hoy México debe subirse al tren de la modernidad electoral y al igual que en países como Estados unidos o los integrantes de la comunidad económica europea, las campañas electorales deben hacerse en los medios de comunicación, a través de debates semanales, donde se confronten cada 8 días los programas políticos, las plataformas electorales, la propuesta económica o la oferta laboral, en tiempos oficiales y de esa manera le quitamos todos los anuncios que aturden al electorado, porque todas las estaciones de radio y televisión tienen millones de spots en cada campaña.
 
Hacia allá debe dirigir sus baterías AMLO y doña Josefina, porque palo dado, ni dios lo quita reza el refrán y tiene razón, esta elección ya se sentenció por lo que ahora urge que los vicios que dieron origen a los resultados hoy festejados por el PRI y su candidato, ya no se vuelvan a repetir, cuidando el fondo antes que la forma, la causa antes que el efecto. Lo ético de lo antiético, lo moral de lo inmoral.
 
En este país ya no debemos de volver a ver escenas como las sucedidas en las tiendas Soriana, o las filas de gentes esperando un toperware, o los halconcitos llevando a las gentes a las urnas a votar y regresar con ellos para que el mancebo les pague el voto emitido; o los funcionarios de mediano y alto rango de las diferentes secretarías operando en distintos municipios a favor de determinados candidatos, abandonando sus responsabilidades por las que cobran.
 
Ha llegado el momento de que el código electoral federal castigue aquel funcionario de elección popular (desde presidentes municipales hasta el de la República), que no cumpla con los compromisos públicos ofertados como candidat@, para evitar así la impunidad electoral.
 
No más elecciones de Estado en México para que no se pitorreen de nosotros en el mundo. No más elecciones donde la compra de votos sustituya a la razón y la reflexión. No más elecciones en México donde los medios de comunicación, sin vergüenza alguna, se erijan en jueces y parte. No más elecciones en México perversas y antidemocráticas.