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Columnas y artículos de opinión
La evaluación como método de desarrollo
Helí Herrera Hernández
17 de febrero de 2014
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELIHERRERA.es
 
En otra de las incongruencias que marca al gobierno federal, La Prueba de Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Educativos (ENLACE) dejará de aplicarse a partir de este año, por determinación de la Secretaría de Educación Pública, tras 8 años de ser el método como dicha autoridad evaluaba el rendimiento de los estudiantes mexicanos y, por ende, los planes educativos ideados y aprobados por la SEP, como acciones formadoras de los futuros profesionistas.
 
La determinación la anunció el secretario de educación Emilio Chuayffet el 19 de julio del año pasado, precisamente cuando las movilizaciones de los maestros se encontraban en el punto más crítico en la mayoría de las entidades federativas contra la reforma educativa, por lo que pasó francamente inadvertida y no se le dio la importancia que reviste.

 
Lo cierto es que a partir de este 2014 ya no se aplicará dicha evaluación a todos los educandos de nivel básico (primarias y secundarias), quedando solo para las de nivel medio superior (preparatorias), y es la hora que no han informado, pasado ya más de 7 meses de haber dado a conocer la disposición, de qué manera evaluará la SEP el rendimiento de los estudiantes mexicanos, limitándose solamente a decir en algunos foros que será a través de un nuevo mecanismo, sin precisar detalles.
 
Indagando por aquí y por allá desde hace varios meses, dado que deseaba tocar el tema lo más pronto que se pudiera, he encontrado información vaga, imprecisa, nada oficial que me remite a esbozar que será el recién creado Instituto Nacional de Evaluación el que está orquestando las nuevas reglas para examinar tanto a los alumnos como a los profesores.
 
Lo cierto es que ya termina febrero y no hay ni siquiera un borrador de los pedagogos que tienen encargada esta misión calificadora de conocimientos, pero también de los planes educacionales que tanto han festejado los impulsores de la reforma educativa.

 
Cuando se aprobó la prueba ENLACE mucho se dijo y mucho se escribió de ella; lo más trascendental fue que la misma iba a generar calidad en la educación mexicana, pero a 8 años de distancia ésta se ha convertido en un fracaso más, de los muchos que en ese rubro hemos tenido a lo largo de la historia, y en donde se culpa muy fácilmente de ellos a los maestros antes que a las políticas públicas educativas impulsadas por los gobiernos federales tanto del PRI como de Acción Nacional que hemos tenido.
 
Hoy, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) informa que hasta que no tengan los nuevos lineamientos para diagnosticar el aprendizaje de los alumnos, se volverá a evaluar a los estudiantes, pero eso sí, hicieron juicios anticipados sin ningún tipo de evaluación para con la inmensa mayoría de los maestros, a quienes culparon del fracaso educativo en México, como si no fuera del gobierno federal tal responsabilidad.
 
Durante años fomentaron el sindicalismo magisterial charro mientras les redituó votos. Siempre supieron de las riquezas extraordinarias que los dirigentes del SNTE tenían y que no correspondían a los salarios que percibían. Les permitieron que las plazas de nueva creación las otorgaran no en razón de conocimientos sino del mejor postor y del tráfico de “favores sexuales”. Les cedieron a los líderes cargos destinados a la creación de programas y planes educativos, así como de evaluación de éstos, abdicando de esas responsabilidades que debían ser única y exclusivamente para las autoridades educativas.

 
Confirmando lo que siempre he manifestado en este espacio, relativo a que los mexicanos hemos tenido gobernantes de ocurrencias, cuando la fundación Grupo México exigió a Enrique Peña Nieto espacios educacionales por un lado, y represión contra el sindicalismo progresista que defiende los postulados del artículo tercero constitucional referentes a una educación pública, laica y nacionalista por el otro, al gobierno federal no le quedó de otra más que aceptar los machotes que los ideólogos de ese grupo le enviaron, entre los que se encuentra el periodista Carlos Loret de Mola que ya ve usted que tiene buenos principios y valores sobre la familia, donde iban los trazos generales de lo que hoy es la reforma educativa, de franca ideología conservadora.
 
Nunca observaron que la misma era una negación a las tesis educativas que por años venían enarbolando, como la prueba ENLACE, de la que se sentían orgullosos porque afirmaban que era el mejor método para diagnosticar el aprendizaje por ellos recetado. La prueba no solo evaluaba a los estudiantes, sino que le permitía a la autoridad educativa ajustar sus planes y programas educativos nacionalmente.
 
Hoy han matado de madura solamente a esta prueba, sin ninguna explicación y sin tener una alternativa de evaluación educativa para los niños y jóvenes mexicanos, que ven como gasta su tiempo el gobierno federal y su autoridad en esa asignatura que va, de invento en invento y de fracaso en fracaso, tirándole la bolita de todos ellos a los maestros.

 
Hasta donde han llegado de cara duras las actuales autoridades educativas, que ya anunciaron también que desaparece el concurso de conocimiento y capacidades como vía que tenían los maestros normalistas para hacerse de una plaza (se le daban a los mejor preparados como resultado del examen general que presentaban en igualdad de condiciones todos), y que la asignación de plazas de docentes queda ahora a criterio de las autoridades educativas a quién se las dará.
 
Júrelo estimado lector que habrá nuevas maestras guapas y jóvenes frente a grupo, y uno que otro pimpollo por allí, dado que también hay mujeres funcionarias educativas que no cantan mal las rancheras.
 
Y mientras la improvisación permea en el sistema educativo nacional, permitido y fomentado por el gobierno federal y la Secretaría de Educación, México sigue perdiendo terreno frente a naciones emergentes que no inventan planes y programas educativos, sino que estos son producto de pedagogos sin ningún vínculo ni con la derecha, ni con la iglesia, ni con el gobierno mismo, dado que están agrupados en organismos autónomos cuya única visión es el desarrollo de su país, con hombres y mujeres lo mejor capacitadas para enfrentar los retos de la economía global que se vive.