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Columnas y artículos de opinión
Algo pasa en el PRI Veracruz
Helí Herrera Hernández
18 de agosto de 2014
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
El pasado sábado el Partido Revolucionario Institucional de Veracruz celebró una sesión extraordinaria del Consejo Político Estatal en el hotel Crowne Plaza de Xalapa, para validar los resolutivos aprobados por el Consejo Político Nacional para adecuar los documentos internos a la nueva Ley General de Partidos.
 
La sesión, como todos sabemos era de mero trámite, pero acostumbrados como nos tiene ese instituto político de aprovechar tales eventos para vanagloriar la unidad priísta y enviar señales, la del sábado fue todo lo contrario, acusando un reflejo de lo que en su interior está pasando, que ya no es secreto y se pudo comprobar en dicha plenaria.

 
¿Qué está pasando en el PRI veracruzano? Sencillo: un enfrentamiento entre varios de los grupos que lo integran. Por un lado los que residen en Palacio de Gobierno contra los que se lo heredaron. Por otro los que aspiran a suceder al ejecutivo contra las inocuas huestes de Javier Duarte, cuya única fuerza es el cargo que ostentan y el dinero que desde el mismo manejan, pero sin experiencia política ni dirigentes y caciques regionales que los apoyen, porque los ven muy verdes. Otros más entre los actuales senadores priístas veracruzanos porque ambos aspiran a lograr la candidatura tricolor por cinco o seis años, pero nunca de dos. En resumen, es un -todos contra todos-.
 
Por eso no es novedad lo acontecido en la sesión extraordinaria del Consejo, porque si alguien sabe las batallas campales que se están librando en el seno del Partido Revolucionario Institucional son los propios priístas que se encuentran en cualquiera de todos esos bandos, y que arrecian cada que el Gobernador y su grupo pujan porque la próxima gubernatura sea de dos años, decidiendo el Congreso veracruzano al sucesor de Javier Duarte, dejando tal responsabilidad en el que despacha en segundo lugar de la estructura gubernamental, al que buscan catapultar en Acayucan como su candidato para hacerlo ganar con decenas de miles de votos y desde allá, desde la cámara baja del Congreso de la Unión, regresarlo al palacio de gobierno sin elección de por medio.
 
Los que se oponen a este proyecto, los senadores Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla están recibiendo un día sí, y al otro también, golpeteos políticos de gente afín al localismo empobrecedor. Golpes por cierto que ya no ocultan y se hacen cada vez más sin el menor escrúpulo, lo que ha generado encono y respuestas puntuales de cada uno, con su propio estilo y en los tiempos y circunstancias que ellos están considerando.

 
Por eso hemos visto a un Yunes Landa recorriendo el Estado, visitando no solo a sus compañeros de partido, sino también a líderes sociales sin partido, o de partidos distintos al suyo, sacándose la fotografía con todos ellos para enviar una clara señal que si hay un precandidato al gobierno de Veracruz bien visto hasta por la oposición, es él.
 
Pepe Yunes Zorrilla en cambio muestra mas cautela. Recorre Veracruz de norte a sur, de las montañas de Zongolica y Orizaba a las costas del Golfo; imparte conferencias –magistrales-, como ahora pomposamente les llaman, en las universidades privadas primordialmente. Lo mismo se reúne con empresarios que con ganaderos, con cafeticultores que con maestros, pero ha tenido mucho cuidado de no hacerlo con dirigentes regionales o estatales de partidos políticos distintos al suyo, también, en un claro mensaje a los que decidirán el rumbo político de su partido en Veracruz.
 
Faltando aún dos años para la elección de 2016, donde se elegirá un nuevo gobernador con las reglas electorales que aun se tienen, el PRI está dividido, y sus militantes enfrentados. Dividido porque la señora que pusieron para buscar la unidad no tiene ni la experiencia, ni la visión, ni la autoridad para poder enfrentar y meter al orden a personajes de ese partido demasiado experimentados, porque habrá que decirlo, los cargos de elección popular que desempeñó le cayeron gracias al fenómeno –televisión- que fabrica de la nada, estrellas, y como tal, como actriz, fue vendida electoralmente, pero sin ningún mérito partidario.

 
Muestra de su inoperancia fue el desastre sucedido en el Consejo Político donde tuvo que echar mano de empleados del revolucionario Institucional para ocupar sillas, porque muchos consejeros nunca llegaron, y los garbanzos de a libra como los senadores José Yunes Zorrilla, Héctor Yunes Landa, así como el Gobernador, el secretario de gobierno, el subsecretario, entre otros, decidieron por motu proprio no ir, enviando así una clara señal de la inconformidad y enfrentamiento que existe.
 
La envergadura del evento requería de la presencia de todos ellos. Fueron citados con mucha antelación, pero llegado el acto decidieron no ir para evitar encontrarse unos con otros, y alguno de ellos perder los estribos, porque el fuego interno o fuego amigo está a la orden.
 
Hasta donde estará el infierno que Héctor Yunes ya cuestiona a Veracruz como una entidad con las peores carreteras del país, en una clara alusión al actual gobierno.

 
¿Será por eso que el presidente Enrique Peña Nieto nombró al secretario de Educación Emilio Chuayffet como responsable político para las elecciones federales del próximo año, quitándoles a los priístas de aquí tal derecho y responsabilidad? Yo creo que sí, esa es mi lectura y la de varios de los involucrados en este affaire que vive la cúpula priísta veracruzana.
 
Mi óptica me dice que en lugar de aminorar, estos enfrentamientos van arreciar y que saldrán mucho damnificados. Los más contentos de todo esto son los partidos de oposición, que ven en este desastre la oportunidad de crecer y ganar varias de las 21 diputaciones federales en juego.