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Columnas y artículos de opinión
Cochinero Electoral
Helí Herrera Hernández
9 de febrero de 2015
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Justo a cuatro meses de la elección federal, en Veracruz, las autoridades electorales encargadas de generar confianza a la ciudadanía para que acudan masivamente a votar, y derrotar así el abstencionismo que es el que en toda elección intermedia permea, están haciendo todo lo contrario, mandando una señal a los veracruzanos de que su voto no les interesa, no les importa y que les vale lo mismo que vayan o no vayan a sufragar.
 
De suyo toda elección donde no se elijan ayuntamientos y/o Presidencia de la República son poco atrayentes para la sociedad, y más con el descrédito que los poderes fácticos les han endilgado tanto a los legisladores federales como locales, mostrándolos durmiendo en las sesiones o en fiestas particulares al lado de damas, bailando y bebiendo, pero nunca en el quehacer cameral, lo que ha generado una ola de repudio contra ellos que inhibe las pocas ganas de sufragar.

 
Y es que lleva semanas el escándalo que los consejeros electorales, encabezados por su presidenta Carolina Viveros, ventilan en los medios de comunicación porque como ya saben que van a ser destituidos tan pronto termine ésta elección, andan urgidos de que se les amplíe el presupuesto de ese órgano electoral, a fin de fijarse en el último tramo de su encargo no sólo un mejor salario, sino una jugosa indemnización o bono de retiro que les garantice una vida placentera por lo que les resta de vida, sin preocupaciones y, desde luego, sin trabajar.
 
No les ha importado exhibirse como lo que son, fariseos vestidos de intelectuales y académicos, que gracias a su relación con los partidos políticos Revolucionario Institucional y Acción Nacional que son los que los proponen, a partir de que toman posesión actúan como divos y divas, encapsulados en sus oficinas, rodeados sólo de un selecto séquito de aduladores que los auxilian llevándoles toda la documentación que tienen que tramitar a los cafés o restaurantes de lujo desde donde efectivamente despachan, antes que en su edificio ubicado en la calle de Benito Juárez de la ciudad capital.
 
Se sienten soñados, sabedores que la vida de los gobernadores, diputados locales y uno que otro alcalde estuvo en sus manos, y que fue gracias a un >buen acuerdo material o monetario< que les dieron el “fiat” para que hoy desempeñen tales puestos. Por eso hoy que la reforma electoral aprobada en el Congreso de la Unión les corta la cabeza, sabedores de lo que ello implica (quedarse fuera del presupuesto, sin salarios, sin los ingresos extras que tenían primordialmente en aquellos procesos electorales donde se elegía gobernador, sin los privilegios de cobrar aguinaldos exorbitantes y de inventar viajes por todo el mundo, dizque en representación del Instituto Electoral Veracruzano, con todos los gastos pagados en hoteles y restaurantes de lujo, todo con el poder su firma), chillan, braman, patalean y reclaman más y más dinero sin importar que sus exigencias hayan salido de las oficinas del IEV, porque a los que les faltaba, ya perdieron hasta la vergüenza.

 
Su actuar siempre fue traumático, sospechoso, elección tras elección que dirigían y calificaban. Nunca pudieron revertir >principalmente la licenciada Carolina Viveros García<, las acusaciones que la Vox populi les endilgó de haber favorecido a Fidel Herrera Beltrán en su elección; de que fue gracias a estos consejeros que el de Nopaltepec pudo despachar desde palacio de gobierno. Lo mismo afirman respecto de la elección federal de Elizabeth Morales (la misma que hoy anda ya en plena campaña sin que nadie la detenga o sancione), dado que fuentes del propio partido revolucionario institucional aseguran que la exmaestra de la Facultad de Derecho hizo “magia” para que ésta ganara y fuera diputada federal.
 
Ha llegado a tal grado el “chacoteo” con la licenciada Viveros que la acusan de ser ella la que logró que le dieran clases a Herrera Beltrán por las noches y en la madrugada, y consiguiera así su doctorado.
 
Si a todos estos consejeros electorales ya no les importo que >sus apetitos económicos< salieran de sus cómodas oficinas y se conocieran públicamente, ¿podríamos confiar en que van a conducir un proceso electoral neutral, imparcial, limpio, garantizando la validez del voto? ¿Que con su ética certificarán que todos los actos y acciones electorales que les corresponden hacer los ejecutarán sin favorecer a ningún candidato o candidata del PRI?

 
He allí la disyuntiva en que nos encontramos millones de veracruzanos. En la incertidumbre de no saber si a estas autoridades electorales veracruzanas les importará más la obligación que tienen de preparar unas elecciones justas, sin favorecer a nadie, o sus bonos económicos, de retiro, de jubilación, que les garanticen con esos millones una vejez de buenas comidas, buenos viajes, buenas bebidas, sin importar el costo que ya están pagando frente a esas ambiciones.
 
Habrá que sacar fuerzas para que estos “éticos consejeros electorales” no nos desanimen en nuestra inquebrantable fe de que es a través del voto como podemos cambiar a este México, sacudirlo de las malas autoridades que sólo han utilizado los cargos públicos para enriquecerse sin importarles los daños que al pueblo le han ocasionado de pobreza, miseria, inseguridad, insalubridad y desempleo.
 
Ni con todo el cochinero que están haciendo van a evitar que vaya a votar, y siga convenciendo a muchos veracruzanos que lo hagan, porque no hacerlo favorece a la nomenclatura que siempre se ha beneficiado con el abstencionismo.