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Columnas y artículos de opinión
Incredulidad
Helí Herrera Hernández
9 de marzo de 2015
alcalorpolitico.com
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La forma como se han hecho las aprehensiones de grandes capos de la droga y el crimen organizado ha generado entre la población una serie de dudas, principalmente la que se refiere a que éstas sean resultado de verdaderos procesos de investigación tan sofisticados, que ya las quisieran otras policías en el mundo.
 
La peligrosidad de los jefes de los diferentes carteles que cohabitan en nuestro país la adquieren por los métodos sanguinarios como llegan hacerse de ellos. Los mexicanos y gran parte del mundo saben que para que Joaquín Guzmán Loera, haya sido el líder del cartel de Sinaloa se debió a una temible carrera delictiva donde la piedad y el respeto a la vida no figuraban en su quehacer diario.

 
Lo mismo podemos afirmar del abatido "zeta 40" y fundador de ese grupo Heriberto Lazcano Lazcano, de Miguel Ángel Treviño Morales su sucesor ante su muerte o su hermano Omar, de quien se dice fue el autor de las decapitaciones y desmembramientos en nuestro país, o de los hermanos Beltrán Leyva, por mencionar solo algunos de los muchas organizaciones que hicieron del tráfico de drogas, cobros de cuotas, extorsiones y secuestros su modus-vivendi.
 
Todos estos, derivado de la rivalidad que existía entre ellos y, desde luego, con algunos grupos policiales, porque otros les brindaban protección, siempre andaban con escoltas que no les temían ni a sus enemigos ni a la muerte. Por eso se ganaban la confianza del líder y por eso ganaban muchísimo dinero que en algunos casos, hasta socios llegaban a convertirse con la persona a la que protegían.
 
A sangre y fuego se abrieron camino en esa carrera a la que llegaron muy jóvenes, muriendo varios de ellos sin haber llegado a la vejez libres, salvo aquellos que por estar en la cárcel pueden presumir tener más de sesenta años, como fue el caso de Rafael Caro Quintero, quien por una orden judicial alcanzó su libertad, causando el enojo de las autoridades norteamericanas quienes exigieron su rehaprención con fines de extradición, sin que hasta la fecha se sepa de él.

 
Varios periodistas tanto nacionales como extranjeros narraron en diferentes periódicos y revistas, domésticas y extranjeras, la logística que utilizaba El Chapo en sus traslados. El número de escoltas que traía, las camionetas blindadas que utilizaban, el sofisticado armamento que les permitiera salir de emboscadas tanto de sus enemigos como de la Marina y Armada de México y el Ejército, que al leerlas nos imaginábamos películas estadounidenses.
 
Casos hay varios para ejemplificar cómo, cuándo algunos capos fueron cercados por el Ejército o la Marina abrieron fuego antes que entregarse. Arturo Beltrán Leyva, mejor conocido como el barbas y Heriberto Lazcano “El Lazca”, son dos de los que pudiéramos mencionar. Prefirieron la muerte antes que ir a la cárcel.
 
Por eso hoy en los corrillos de los cafés, de los mercados, de las plazas comerciales, de las oficinas, en las escuelas y oficinas públicas, en los cines y restaurantes la gente dice que la captura de Joaquín Guzmán no fue tal, sino una acción concertada entre éste y el gobierno federal, a cambio de privilegios dentro del penal tanto físicos, como de mando, que hoy mismo salen a relucir en varias revistas donde se afirma que “el Chapo” sigue dirigiendo desde ahí a todo su clan, y tiene una serie de facilidades dentro del penal de alta seguridad, que trastocan el reglamento.

 
No puede entenderse y el gobierno federal no da una explicación convincente cómo un capo que se sabía traía más de 40 escoltas superarmadas, camionetas blindas, altos mandos policíacos y militares a su servicio que le informaban los movimientos del Ejército y la Marina Armada de México, y un aparato de inteligencia tecnológica de comunicación, lo apresaron como todos sabemos.
 
Y qué decir de lo sucedido al Z 40 Miguel Ángel Treviño Morales que a campo abierto, dentro de su camioneta en movimiento y sus guardaespaldas a la mano, con la noche como su cómplice lo detienen sin tirar un solo balazo. ¡Imposible de creer!
 
Las cosas ahora pintan peor, porque resulta más que sospechoso que justo cuando el presidente Enrique Peña Nieto se encuentra tan desprestigiado, cayendo en la confianza de los mexicanos como nunca otro mandatario lo hizo, arrastrando a su partido el PRI en el declive, el cual ha perdido 11 puntos porcentuales en menos de dos meses con miras a las elecciones federales del domingo 7 de junio, se realicen las detenciones de Servando Gómez Martínez alias La Tuta, y cuatro días después la de Omar Treviño Morales el zeta 42, también sin realizar un solo disparo, cuando estos dos narcotraficantes estaban, como ocurrió, con varios sicarios a su lado.

 
¡No me la trago! Me han dicho infinidad de personajes ligados a la política que ven más que inteligencia policíaca actos de concertación entre éstos capos con el Gobierno Federal, a fin de que el Presidente y su partido el PRI recuperen terreno perdido, a escasos 90 días de las elecciones intermedias, importantísimas para el Ejecutivo porque es en La Cámara de Diputados donde se seguirán cocinando las políticas públicas neoliberales a que se ha comprometido Peña con los grupos del poder económico nacional y extranjero.
 
Si uno de los puntos sensibles que los mexicanos exigían en toda encuesta que se realizaba era el relacionado con la Seguridad, las detenciones de La Tuta y el Z42 buscan eso, darle confianza a todos los compatriotas y mandar el mensaje: de que el presidente está cumpliendo con una exigencia popular y con ello, merece votos de confianza a su mandato en las próximas elecciones para con sus dos partidos, el PRI y el tramposo Verde.
 
Esta parece ser la versión más creíble y lógica, muy distante de aquella que nos quieren hacer creer respecto a que El Estado tiene élites de inteligencia en materia de seguridad, dignas del primer mundo como Scotland Year de Inglaterra, La CIA y el FBI de Estados Unidos, la Mishteret de Israel y la militsiya o politsiya de Rusia.