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Sección: Estado de Veracruz

Sursum Corda

"Lo peor ya ha sucedido y ha sido reparado"

Pbro. José Juan Sánchez Jácome 29/07/2019

alcalorpolitico.com

Teniendo siempre presente esas periferias existenciales, el Papa Francisco dirige constantemente una serie de reflexiones, consejos y recomendaciones concretas. Lleva en su corazón a los más desfavorecidos y a todos los que sufren, por lo que se propone sostenerlos en la fe.

En varias ocasiones se ha dirigido a los que sufren, a los que se encuentran solos, a los que están desesperados y a los que piensan que su vida no vale nada, así como a quienes no se sienten amados y valorados. Ante estas situaciones límite que enfrentan muchos hermanos, el Papa les hace una recomendación concreta: en momentos así hay que mirar el crucifijo, hay que mantener una mirada profunda en el crucifijo.

Cuánto bien hacen estas palabras en nuestras comunidades considerando el dolor de los hermanos que no encuentran consuelo ante la desaparición y el asesinato de sus seres queridos, ante la tristeza y el dolor que provocan la corrupción, la pobreza, la violencia y la inseguridad incontenible.



Un ejercicio como este, que nos recomienda el Papa Francisco, nos lleva a recordar, en primer lugar, el inmenso amor de Dios, la forma como Dios se ha entregado por nosotros y cómo -cuando se trató de nuestro rescate y de nuestra salvación- Dios no se ahorró nada, ni siquiera la vida de su Hijo Jesucristo, nuestro Redentor.

Cuando el enemigo nos envuelve y nos hace caer en la trampa y en sus mentiras de que no valemos nada, de que somos un fracaso, de que no hay esperanza, el crucifijo nos recuerda que Dios nos ha amado hasta el extremo.

En segundo lugar, un ejercicio como este nos hace ver que Dios ha pasado antes por todo lo que nos aflige y por todos nuestros sufrimientos. Él sabe de nuestras angustias y de nuestros dolores porque los ha experimentado en carne propia; cualquier sufrimiento nuestro, Dios ya lo ha sufrido.



Por lo tanto, no estamos solos cuando sufrimos porque el Señor Jesús ha pasado por todo esto. Le puede uno decir en tono de reclamo y desesperación a los demás: "Tú no me entiendes porque no has pasado por esto, no te ha tocado vivir esto". Pero a Dios no le podemos decir esto.

La bondad, la belleza y la actualidad de la doctrina cristiana me llevan a sacar luces de la Edad Media -a pesar de ser considerada edad oscura- para fundamentar esta enseñanza que trae consuelo y paz a tantos corazones desgarrados por el odio y la maldad del mundo. Cito a la mística inglesa Juliana de Norwich que tenía la convicción de que: "Lo peor ya ha sucedido y ha sido reparado".

Repasando la historia, por lo menos a partir del siglo XIV -en que fueron escritas estas palabras- a la fecha y fijándonos especialmente en el panorama desolador que estamos viviendo, nos costaría aceptar y entender las palabras de esta mística. Sin embargo, lo peor ya ha sucedido porque el mal ha sido derrotado por Dios en la muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo.



Aunque el mal sea descomunal y magnifique su dominio, Dios tiene la última palabra y en Jesucristo nos ha mostrado el camino para vencer todo mecanismo de odio y de maldad.

Cuando le decimos al Señor en tono de reclamo: ¿No te importa, Señor, lo que vivimos? ¿No te importa lo que nos está pasando? ¿No te importa la situación del mundo? ¿No te importa el giro que están tomando los acontecimientos? Tendríamos que caer en la cuenta que nos falta más oración e intimidad con Dios. Si buscáramos más a Jesús en el sagrario nos daríamos cuenta que a Dios sí le importa lo que vivimos, sí le importa todo lo que está pasando. Entonces se nos revelarían esas palabras: "Lo peor ya ha sucedido y ha sido reparado".

Lo peor era quedarnos sin Dios, no alcanzar la salvación, pero Jesucristo lo ha logrado. Por eso tenemos esperanza que no es en vano nuestra lucha, nuestro sacrificio y nuestro sufrimiento que lo asociamos a los sufrimientos de su pasión para que traiga la salvación a su pueblo, que en el acontecer de la historia es duramente tentado, instigado y golpeado por el enemigo.



En sus revelaciones, Juliana de Norwich considera que: "La creación es igual a una avellana en la mano de Dios. Físicamente es nada. Pero espiritualmente su valor se mide por el amor de Dios y el precio en sangre que Dios ha pagado por ella". Por eso, compartirá con firmeza y alegría que en una ocasión el Señor le dijo: "Todas las cosas acabarán bien… Y tú misma verás que todo acabará bien".