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Sección: V?a Correo Electr?nico

Mutatis mutandis

“Ninis” y “nonos”: jóvenes sin futuro

Rafael Arias Hern?ndez 15/05/2013

alcalorpolitico.com

Además de limitados y sacrificados en un presente negado, tienen como perspectiva, un futuro sin oportunidades.

El trabajo, la fuente de supervivencia personal y familiar; la aspiración común individual y colectiva, la base del sustento diario, se ha convertido para millones y millones de jóvenes, en un anhelo inalcanzable, un legítimo deseo, una promesa no cumplida y un compromiso gubernamental siempre pendiente.

La educación se encuentra en peor situación ya que, con todas sus limitaciones y ventajas, se mal ofrece más en los primeros años o niveles, para después perderse, disminuirse y privatizarse en los ámbitos universitarios, tecnológicos y de la mal llamada educación “superior”.



México, se mantiene como el segundo país con el porcentaje más alto, dentro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

La población de jóvenes marginados, excluidos o negados para 2012, según esta organización es de 7 millones 820 mil, conocidos como “NINIS”, simple abreviación de la conocida condición de que ni estudian ni trabajan.

“Del total, 2 millones 80 mil 120 (26.6 por ciento) no terminaron la primaria o secundaria; 3 millones 425 mil 160 (43.8 por ciento) tienen educación básica, pero truncaron sus estudios de preparatoria; un millón 454 mil 520 (18.6 por ciento) terminaron la preparatoria. Y sólo 860 mil 200 (11 por ciento) aprobaron algún grado de educación superior o terminaron su carrera.” (Jornada.120312).



Estado del malestar y la inseguridad social

El desempleo y la poca y mala educación, son simple efecto, o una de las consecuencias, de una causa mayor: la de la comprobación del debilitamiento del Estado de Bienestar.

Bien se sabe que entre la ineficiencia, la delincuencia y la privatización se fortalece la negación y ausencia de servicios públicos básicos a la población.



En efecto, ya es ampliamente notorio cómo se reducen, cada vez más, las obligaciones y capacidades de los gobiernos, respecto a la seguridad social.

En todas partes hay señalamientos e inconformidades, tanto por la cantidad, como por la calidad de los servicios públicos, los cuales simplemente no los hay, porque no se avanza en la cobertura, dejándose de atender a una buena parte; y la población crece, incrementando su demanda de servicios. El endeudamiento gubernamental injustificado agravará la situación.

O, por el otro lado, como es ya ampliamente conocido y padecido, cuando se dispone de ellos su calidad es muy cuestionada y va de mala, a peor. Quejas, protestas, desatenciones de los responsables de los servicios públicos se acumulan a diario y no mejoran.

Ya ni hablar de los problemas de administración y procuración de justicia, que llevan a muchos países y gobiernos, directamente a su debilitamiento y deformación, para convertirse en “Estados Fallidos”, en donde la ley y la convivencia civilizada se ha sustituido por el disimulo, la complicidad y la impunidad como sistema, propiciando la presencia y fortalecimiento de la delincuencia en todas sus formas, en particular la delincuencia gubernamental.



El caso es que la crisis del Estado de Bienestar y, en particular, la de la Seguridad Social afectan presente y futuro de niños y jóvenes, que simplemente no tienen accesos a servicios públicos. Ni que decir, de los ancianos y la tercera edad, en donde en demasiados casos, es notorio que la delincuencia gubernamental se despache con manga ancha.

La interminable espera de los jóvenes




Según Sabino Bastidas Colinas, “los Ninis viven en condición social de verdadera marginación, discriminación y exclusión social; son chicos que están obligados a mantener situación forzada de ocio frustrante, obligatorio, impuesto, incómodo, improductivo y, por supuesto, angustiante y doloroso. Son jóvenes desocupados que buscan acomodo, que tratan de encontrar un lugar en la sociedad, que luchan para conseguirlo pero, sencillamente, no lo logran. Asimismo, están en busca de trabajos y universidades, que hacen filas, llenan formularios, acuden a entrevistas y exámenes, pero sólo reciben negativas… están a la deriva, el camino se obstruye y no tienen ruta hacia ningún lugar cierto. Los chicos esperan una oportunidad, mientras sus padres comparten su angustia y ansiedad porque no saben qué decisión tomar”.

Y todavía hay que mencionar que esta situación, aunada o asociada con otro importante aspecto económico y social, como lo es la notoria falta de empleos formales para una población en aumento, configuran o determinan las perspectivas verdaderas, las posibilidades auténticas, de un presente de realidades y un futuro con oportunidades.

Así, es posible identificar a los jóvenes que aun teniendo la oportunidad de estudiar, de asistir a universidades, tecnológicos y otras instituciones, concluyen sus estudios y pasan a formar parte de los “NONOS”, es decir, no empleo, no ingreso no prestaciones.



En una aproximación más amplia, podría decirse que “los nonos” son jóvenes egresados universitarios o con un nivel de educación mayor que, sin embargo, están desempleados, subempleados o mal empleados; que no cobran los salarios que merecen, ni tienen prestaciones mínimas.

Consecuentemente, son los sin futuro, tampoco tienen oportunidad de ir formando una pensión de retiro porque simplemente en la política mexicana, ni en el presente, ni en el futuro existen.

“Los nonos” al haber estudiado, pero no tener las posibilidades de seguir estudiando, ni de trabajar, son los otros jóvenes que a pesar de haber estudiado, ahí están con presente negado y futuro cancelado.



En México, los que tienen formación universitaria, tienen el mayor índice de desempleo, 5.0 %, comparado con el 4.0% de los que no alcanzan la secundaria. (CNNExpansion. 110912).

¿En dónde está la eficiencia terminal de las universidades públicas?
¿Cuál vinculación y compromiso social?

Ante estas condiciones, no es de extrañar que muchos emigren y otros adquieran ocupaciones delincuenciales.



Entre otras propuestas recientes, destaca una de Rodolfo Tuirán y José Luis Ávila:

“Las políticas públicas en la materia deberán dimensionar la envergadura de los desafíos, diseñar e instrumentar acciones y promover su articulación mediante estrategias globales que contribuyan a erosionar la red de privaciones que atrapa a los jóvenes en la doble exclusión de no estudiar ni trabajar. Asimismo, dichas políticas públicas deberán ser sensibles a la enorme heterogeneidad de los jóvenes que no estudian ni trabajan”. (Este País. 010312).



Veracruz, rinconcito…

Sólo algunos referentes, para precisar la dimensión y complejidad del problema.
De acuerdo con el Censo de Población de 2010, en México habitan 36.2 millones de jóvenes entre 12 y 29 años.

La Encuesta Nacional de la Juventud 2010, encuentra que son 8 las entidades federativas donde se concentra más de la mitad (52.9%) de la población entre 12 y 29 años: Estado de México, Distrito Federal, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato, Chiapas y Michoacán.



Y el estudio de Rodolfo Tuirán y José Luis Ávila, destaca que desde el punto de vista de su distribución por entidad federativa,

el Estado de México tiene el 20.4% de proporción de jóvenes de 12 a 29 años que no estudian ni trabajan.

Así, la entidad federativa más poblada del país, tiene el mayor número de jóvenes Ninis (1 millón 36 mil); la menor cantidad se registra en Baja California Sur, con 37 mil.



Y Veracruz, con un 20.0%, rebasa los 500,000 jóvenes sin presente ni futuro.
Cifras, estudios que hay que comprobar y actualizar, identificar por estado, municipio y sector.

Tema, por supuesto más extenso y complejo, que hay que darle toda la importancia que merece. Que tendrá que ser tomado en cuenta, analizado, estudiado y convertido en políticas públicas reales, oportunas y eficientes.