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Sección: Estado de Veracruz

“Tsacatkiwi”, rito milenario; realizan histórico corte y arrastre del palo volador

-El Consejo de Voladores selecciona el palo que usarán previo a ceremonias que realizan

-Con cuerdas y palos como “polines”, además de la fuerza de casi 100 participantes entre ellos niños, se hace el arrastre igual que hace más de 500 años

Juan Olmedo Papantla, Ver. 24/03/2013

alcalorpolitico.com


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Un rito ancestral Totonaca conocido como ceremonia de corte, traslado ó arrastre y plantación, se realizó esta mañana con el titánico esfuerzo de decenas de hombres totonacas, que a las primeras horas de este domingo, iniciaron un rito para pedir permiso al “Kiwikgolo”, y así proceder a cortar un árbol de “volador”, de una altura de 22 metros y un peso de casi tres toneladas aproximadamente.

Enclavado en la selva, en las inmediaciones del parque ecológico “Kiwikgolo”, el palo fue seleccionado por el Consejo de Voladores, quienes siguiendo fielmente la milenaria tradición, realizaron la ceremonia de corte, iniciando por hacer un rezo, canto y ofrenda al Dios del Monte, para que autorizara ingresar a éste y poder cortar el árbol.

Dos de los participantes, se colocaron máscaras para representar a “Kiwikgolo”, y así iniciar un difícil peregrinar por en medio de la espesa selva, llena de ramas, espinas, rocas, hierba y terreno accidentado. Posteriormente se hizo el rito de petición del árbol, dónde utilizando cantos, danza y elementos como aguardiente, se procedió a iniciar el corte.

Empleados con un hacha, sin la presencia de niños y mujeres, por obedecer así a la ancestral ceremonia, un solo hombre inició con el corte, posteriormente un segundo cortador termina por lograr derribar el árbol, que en esta ocasión fue de poco más de 22 metros, sin embargo su punta estaba podrida y había que cortarla.

Con cuerdas, y palos como “polines”, además de la fuerza de los casi 100 participantes, que van desde la edad adulta a niños de apenas 8 ó 10 años, se inició con el arrastre, tal y como se hacía hace más de 500 años. Hasta llegar a la plaza donde sería “sembrado”.

Cerca de las 17:00 horas, y tras un esfuerzo de casi siete horas, pudo ser colocado por fin el palo volador. En el lugar, Narciso Jiménez, Presidente del Consejo de Voladores, explicó que la ceremonia de los Voladores, es un rito propiciatorio para la fertilidad, mismo que los antepasados celebraban una vez al año, en el equinoccio de la primavera en punto del “Cenit”, es decir el medio día. Un caporal danzando y cuatro voladores dando 13 vueltas cada uno, sumando un total de 52, equivalente al ciclo de renovación del fuego nuevo.

En el pasado a pesar de la conquista, colonización, la inquisición, no desapareció, como era deseo de la iglesia, ya que lo consideraban como un rito satánico.
La leyenda de los Voladores, dice que un niño fue quien soñó que “unos viejos” le decían que practicaran esta danza, para el día de la gran fiesta, éste le contó a sus padres y estos a sus vecinos.

Algunos no les creyeron y dijeron que estaban locos, otros sí, y comenzaron a preparar la danza; el niño les enseñó el baile, la música y todo lo que debían hacer. Antes del día de la fiesta, enterraron un palo volador, lo arreglaron y amarraron con mecate. El mero día, subieron los danzantes, colocaron en la punta un carrete con un cuadro de madera.

Cuatro se sentaron en cada uno de los lados del cuadro, el caporal se paró sobre el carrete y comenzó a tocar con su flauta y tambor los sones del perdón, el de los cuatro puntos cardinales y el del vuelo, tal como el niño les había enseñado. Y así lo hicieron durante muchos años.

Pero en un tiempo hubo mucha envidia y coraje entre los pobladores, cuando llegó la fiesta recibieron un castigo. Cuentan que al iniciar el vuelo, cuando apenas habían dando unas vueltas, se desprendió el carrete de los voladores, éste se elevó hasta donde “el señor Sol” y se perdieron. La gente espantada tumbó el palo volador.

Cuatro días después, oyeron que del cielo descendía el sonido de la danza, vieron que regresaban los voladores, hasta donde estaba el palo, pero ya no pudieron descender porque éste ya no estaba, y así como llegaron, regresaron al cielo.