Abogados lucran con amparos contra  reforma educativa: Juan José Llanes

No es viable en este momento promover un amparo, resulta improcedente pues los jueces no pueden otorgarlo hasta que no haya un agravio, señaló el abogado Juan José Llanes en su conferencia “La reforma educativa, alcances e impactos”, realizada en el auditorio Benito Juárez, sede de la masonería xalapeña.

La falta de orientación propicia –dijo- que muchos maestros paguen por un amparo, promovido por algunos abogados que lucran con ello a pesar de saber que no son viables. Pero en el imaginario popular se cree que es posible impugnar la violación de garantías, de los derechos humanos. Como un principio elemental es que toda ley debe ser revisada a menos que sea un artículo constitucional. Estos son inmunes, ni remotamente es posible pedir amparo, eso es un absurdo.

Llanes Gil del Ángel, abogado especialista en derecho laboral, aceptó que es complicado tratar de entender algo de lo que no se ha leído nada. La primera consideración que hizo es que la reforma educativa es realmente laboral pues no se tocan programas de estudio o métodos de enseñanza, lo que sí hace es regular relaciones laborales.

En Veracruz tenemos la Ley del Servicio Civil, la cual tiene un estatuto especial, el número once, que indica que los trabajadores se rigen por un estatuto especial, el cual no existe.

Por eso la Suprema Corte, en 1992, señaló que los trabajadores necesitan una ley que los regule; la ley Estatal del Servicio Social. Ante la reforma educativa, en cada entidad debe surgir una ley igual.

Y sostuvo que la ley estatal es la que se aplicará hasta que no suceda, y es la ley estatal una oportunidad espléndida para pulir los huecos o fallas que tiene la reforma educativa.

Ahora les toca a las legislaturas locales hacer los ajustes necesarios, por ley lo tienen que hacer antes de marzo del 2014. Y esto es una oportunidad para pulir los huecos, las fallas existentes en la reforma educativa. Asimismo debe crearse un instituto estatal de evaluación que ofrezca estabilidad laboral.

Lo que propongo es el debate de qué se entiende por gratuidad. Cuando se promulgo en el siglo XIX se planteó que el Estado pague a los maestros, que provea del material didáctico y libros a los alumnos, que se les dé de comer a muchos de esos niños que llegan a las aulas sin desayunar. La falta de educación es el origen de la miseria de los pueblos, afirmó Juan José Llanes Gil.