Ladrilleras o "blockeras" de Sierra de Agua en el municipio de Perote registran baja en sus ventas; en este mes ajustaron el precio de cada pieza de 2.50 a 2.30 pesos, así como su plantilla de empleados
El señor Miguel Ángel Hernández explicó que en el mes de diciembre y enero sus ventas suben, porque es cuando las personas reciben aguinaldos y tienen dinero, por eso es que eligen construir.
Sin embargo, la crisis económica actual provocó que sus ventas no fueran como las de otros años, por lo menos en un 5 por ciento bajaron: “en el mes de mayo es cuando las ventas son aún menores y damos el block hasta a 1.80 pesos”.
Para hacer cada block tardan sólo 5 minutos, pero son alrededor de 3 mil piezas las que hacen al día. Utilizan cemento y tepecil, el cual lo sacan de los enormes bancos que se ubican en el mismo municipio.
Sierra de Agua es tan popular en la venta de blocks que venden miles de millares a constructores que provienen de Puebla, Tabasco y Oaxaca.
En cada negocio tienen alrededor de 10 empleados quienes provienen de las comunidades del Cofre de Perote y caminan hasta 5 horas en la madrugada para poder trabajar un jornal de hasta 9 horas moldeando y acomodando ladrillos.
El señor Antonio Hernández, quien tiene 62 años y es originario de la comunidad de El Conejo, la cual se encuentra en el Cofre de Perote, relató por lo que tienen que pasar tan solo para llegar a la ladrillera.
“A veces nos tenemos que despertar desde la una de la mañana para caminar cuatro horas hasta la ladrillera, porque a esa hora no hay camión y entramos a las 5 de la mañana”, comentó el empleado quien detalló que las jornadas pueden ser de hasta nueve horas.
“Si empezáramos más tarde a trabajar no aguantaríamos el sol, porque es muy pesado el trabajo; cargar el material y acomodar los ladrillos no es fácil”, indicó.
En este sentido también se quejó de la falta de un buen salario y prestaciones, “no tenemos garantía de nada, el trabajo es temporal”.
Cuando los empresarios se percatan que las ventas bajan, contratan menos personal, por lo que la gente que vive en este municipio tiene que buscar otra forma de vida.
“Vengo de la comunidad Los Pescados y cada 3 meses tenemos que venir a trabajar a las ladrilleras, porque lo que sembrábamos en nuestra comunidad ya no se da”, dijo el señor Gaudencio Quiñones Hernández, quien agregó que los jóvenes dejan la escuela en el nivel secundaria porque se ven en la necesidad de trabajar para poder ayudar en la manutención de su familia.