Alertan por productos “mágicos” para bajar de peso

En una era en la que la obesidad se ha convertido en una pandemia y en la que México es el segundo país con adultos con sobrepeso y obesidad y el primero con obesidad infantil, los productos mágicos para el adelgazamiento se han convertido en una “tabla de salvación”. Sin embargo, la población los consume sin tener información con respecto de la efectividad, pero sobre todo sin tomar en consideración los riesgos que pueden tener en su salud.

El investigador de la Universidad Complutense de Madrid, Miguel Vázquez Velasco, sostuvo que para que se puedan utilizar estos productos es necesario que, de por medio, exista un estudio científico que demuestre sus efectos beneficiosos.

De lo contrario, no se puede afirmar que sean confiables, sobre todo cuando ingerirlos puede causar daños a la salud.



Manifestó que en el caso de España existe legislación a respecto y aunque hay muchas cadenas de productos enfocados sobre todo al adelgazamiento, que proponen diferentes dietas o estrategias que prometen bajar de peso.

No obstante, hay algunos que producen esa pérdida de peso de forma correcta y hay otros que se basan simplemente en principios activo-vegetales que sólo son diuréticos, por lo que la disminución es sólo transitoria.

El estudioso de la etiología, es decir, de la rama de la medicina que analiza el origen o las causas de las enfermedades, expuso que siempre es importante para el consumidor el poder estar informado y acceder a estos estudios para conocer el efecto verdadero que puede tener esos productos sobre la salud.



“Nunca recomiendo el consumo de un producto que no ha demostrado esa efectividad y seguridad que, ademas de efectos beneficiosos, no tenga perjudicios”, dijo.

Apuntó que la obesidad, en gran medida, es consecuencia del desarrollo económico.

“Aunque nosotros proponemos el empleo de la dieta mediterránea, es decir, rica en verduras, con menor consumo de carne, pero es cierto que en la medida en que hay mayor acceso de productos de alimentos procesados y grasas saturadas, se produce un desequilibrio del peso que nos lleva a la obesidad”.