Aumentos en gasolinas y deuda pública: venganza de Peña

Los mexicanos ya debemos alrededor de 80 mil pesos, cada uno; desde el bebé recién nacido hasta el adulto más anciano tiene ese débito con los banqueros. A todos, directa o indirectamente, nos afecta ese adeudo a través de los aumentos a los impuestos o con recortes del gasto social. El monto de lo ingresado por ese concepto linda ya los 10 billones de pesos, lo cual, comparativamente hablando, representa el 50% del PIB (conjunto de bienes y servicios producidos en un año por todos los mexicanos). Actualmente, ya ni siquiera ingresa al país el 100% del préstamo otorgado, una parte es retenida para cubrir los intereses y comisiones generados; la cantidad restante supuestamente se destina a los rubros aprobados por la banca internacional (apoyos a la industria, inversión pública, programas sociales, salud, educación, etcétera). El resto, aun siendo mucho, nunca llega completo a su destino porque la alta burocracia descuenta su tajada, incumpliendo los objetivos perseguidos.

¿Qué papel ha jugado Enrique Peña Nieto?

Este señor podría considerársele el Santana moderno recargado porque ha utilizado las instituciones para entregar los bienes de la Nación a cambio de empréstitos leoninos. Por medio de la modificación de las leyes (reforma) facilitó a sus aliados apropiarse, vía salarios y prestaciones disminuidas, del trabajo de los mexicanos. Fundadamente podría juzgársele por traición a la patria al secuestrar facciosamente a los tres poderes de la república con el fin de perpetuar el expolio criminal cometido en contra de los trabajadores. Naturalmente Fox y Calderón son copartícipes responsables del incremento a la deuda pública; sin embargo, este régimen alcanzó niveles superlativos de putrefacción. Para demostrar lo anterior los números son útiles: antes del 2012 México tenía una deuda pública de aproximadamente 5 billones, adquirida durante un periodo de Siglo y Medio; el señor del copete engomado ¡la duplicó en tan sólo 6 años! Recientemente anunció la adquisición de 10 mil millones más. Si al menos el crecimiento económico anual promedio hubiera superado el 3% durante el sexenio de la ignominia el futuro no se vería tan negro.



Entonces ¿a dónde se va tanto dinero? Bueno, como se señaló arriba, la corrupción y el gasto burocrático ineficiente desvían los recursos hacia los bolsillos de los políticos y empresarios. Mientras se tenga esa piedra de molino atada al cuello (la deuda pública), el desarrollo y progreso integrales no serán posibles. La gente, al darse cuenta de la estafa, el pasado 1 de julio decidió con su voto expulsar del poder a esos delincuentes organizados. Ojalá y MORENA, logre estar a la altura de este mandato popular.

Faltan 4 meses todavía y, como se ve, el presidente y sus aliados han asumido con pasión el lema del año de Hidalgo (“pendejo el que deje algo”). Vacían las arcas con desparpajo y cinismo, tal como el gran jefe lo enseña. Este, como si de aquellos 30 millones de mexicanos que votaron por AMLO quisiera VENGANGARSE, abre sus fauces clavando sus colmillos, pidiendo más préstamos y aumentando diariamente los precios de las gasolinas. De mantener esta infamia hasta el 30 de noviembre el precio por litro podría alcanzar los 25 pesos. ¿Por qué los empresarios no protestan al ver aumentar sus costos de producción, distribución y almacenamiento? La respuesta es muy sencilla, están de acuerdo con Peña. ¿Por qué? porque suben sus ganancias. Ellos seguirán enriqueciéndose con las mismas mañas de siempre, reetiquetando mercancías, llevando doble contabilidad, evadiendo impuestos y sobre todo pagando salarios de hambre.

Si como parece, se tendrá una administración gubernamental más justa y con menos ladrones, entonces, se debe aprovechar el tiempo racionalmente organizando y construyendo desde las comunidades, centros de trabajo y lugares de estudio esa nueva sociedad solidaria, donde duela el dolor ajeno, importe la naturaleza e indigne la Injusticia en cualquier forma que se presente.