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Sección: V?a Correo Electr?nico

Espacio Ciudadano

Aves que manchan el pantano…

Jorge E. Lara de la Fraga 28/02/2013

alcalorpolitico.com

“Si el dinero decide quien gobierna, el gobierno que llega obedecerá al dinero…”
De acuerdo con los clásicos, la política es un quehacer ordenado al bien común; tal actividad - se dice – es el ejercicio del poder que busca un fin trascendente. También es la labor o acción en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres, resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva e implica la participación ciudadana para distribuir y ejecutar el poder, según sea necesario, para promover el mejoramiento colectivo. Lo expresado hasta el momento es lo ideal, el sustento teórico de una noble actividad humana; situación que choca diametralmente con la realidad cotidiana. Así vemos y constatamos, a manera de ejemplos, que persiste la corrupción en Italia; que manejos turbios en el mismo Vaticano provocan una abdicación papal; que en Coahuila, Chiapas y Tabasco se escuchan lamentos populares por el manejo torcido de los recursos públicos y que en nuestro querido Veracruz se padeció y se sigue padeciendo el efecto de un tsunami que arrasó con todo.
Sin entrar en detalles, puedo aseverar que lo acontecido en nuestra entidad es bochornoso para todos los paisanos bien nacidos. Y lo más lamentable es que algunos de esos individuos encumbrados de ese período anterior, ahora se encuentran ya en la pasarela para hacerse graciosamente de una candidatura que les permita seguir gozando de canonjías y de protección. Eso es una bofetada al pueblo esforzado de esta tierra prodigiosa bañada por el Golfo de México. Me pregunto: ¿dónde quedó esa promesa de campaña relativa a que ese partido – otrora hegemónico – sería algo muy distinto a la estructura amañada que detentó el poder en el país durante siete décadas?, ¿qué me podría contestar el Presidente de la República, sobre su compromiso de adecentar la función pública durante su mandato?. En verdad no se vale atropellar a la colectividad para satisfacer los intereses de unos pocos. Es preferible apostarle a los renuevos, a los nuevos elementos, a fin de que éstos luchen dignamente para agenciarse el sufragio popular.


Incorporar a seres deleznables en el próximo proceso electoral es mancillar de facto ese significativo evento, toda vez que tales sujetos poseen una cola muy grande y además no son como esos plumíferos a que aludía en sus versos el insigne Díaz Mirón, que “cruzan el pantano y no se manchan” ; sino a la inversa, tales especímenes saturan de inmundicia a los mismos estercoleros. Ojalá tal instituto político recapacite a tiempo y enderece el rumbo, para bien de sus propósitos de éxito en buena lid. Por otra parte, aunque predique en el desierto, me atrevo a manifestarles a los conciudadanos que razonen su voto en la próxima justa electiva, que no vendan su conciencia al mejor postor y que no avalen con su sufragio cómplice a verdaderos malhechores incorporados a la función pública.
En una reunión de colegas salió a colación el asunto de las próximas elecciones para renovar autoridades de los ayuntamientos y para incorporar democráticamente a nuevos elementos en la H. Legislatura Local. En tal convivencia surgieron opiniones en el sentido de que la gente tomará en cuenta la calidad de los candidatos, más que el color y el distintivo partidario, pues están muy cuestionados los institutos políticos y alrededor de ellos pululan verdaderos zánganos, demagogos y oportunistas descarados. Unos pocos de los presentes se atrevieron a decir que lo saludable sería abstenerse de votar. La mayoría se opuso a esa propuesta, pues ante un abstencionismo abultado se verían favorecidos aquellos partidos que poseen porcentajes altos de “voto duro” y que además usan el dinero público para agenciarse el respaldo de los núcleos marginados.
Hace poco un político y comentarista externó en Xalapa lo siguiente: “… lo más triste es que haya un pueblo que lo soporta todo, ¿dónde está el coraje de Veracruz, su sentimiento, su dignidad?...” Sí, en verdad es lamentable que en estos lares de personas ilustres sucedan cuestiones abominables y pocos se atrevan a denunciarlas. En lo personal y a pesar de que me critiquen, seguiré señalando por escrito incongruencias y desde ahora camino con muchos para tratar de configurar un nuevo partido muy diferente a los actuales y propugno además por el advenimiento de un nuevo México, donde no prevalezca la política del pillaje, ni la explotación irracional de los recursos naturales y mucho menos la concentración desmedida de la riqueza de unos cuantos a costa del sufrimiento de la mayoría de los mexicanos.