El discurso oficial sobre un “97 por ciento de abasto” en el ISSSTE señalado por el director general no coincide con la realidad que viven sus derechohabientes, afirmó el secretario técnico de la Sección 61 del SNTE, Miguel Ángel Cruz Arellano, quien expuso una serie de deficiencias que calificó como “insostenibles”.
El dirigente señaló que, aunque el titular de la institución, Martí Batres Guadarrama, aseguró durante su visita al estado que el suministro de medicamentos se encuentra prácticamente cubierto, docentes denunciaron que en las farmacias continúan recibiendo negativas y sugerencias para “comprar por fuera” los tratamientos que no hay.
Al respecto, el representante sindical confirmó estas quejas con experiencias personales: medicamentos básicos como gotas oculares, antibióticos –entre ellos ciprofloxacino y amoxicilina– y tratamientos para enfermedades crónico-degenerativas simplemente no están disponibles. “En el discurso es muy bonito, pero en la práctica es lo contrario. Lo único que te ofrecen es paracetamol”, afirmó.
A ello se suman retrasos graves en estudios y citas. El dirigente relató que su esposa esperó 3 meses para una resonancia, pese a presentar tumores en la cabeza; él mismo lleva el mismo tiempo intentando ser atendido por un problema de columna sin obtener fecha. “Tres meses pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte”, señaló.
También cuestionó la pérdida de consultorios periféricos, lo que ha saturado la clínica de Orizaba, obligando a cubrir alrededor de 8 mil derechohabientes, quienes ahora sólo pueden obtener citas mediante el sistema electrónico, que suele colapsar o no muestra disponibilidad.
Además del desabasto y los retrasos, denunció deficiencias en la atención al usuario: “Parece que uno llega a pedir limosna. Falta capacitación en derechos humanos y en relaciones humanas”.
El líder sindical también advirtió la ausencia de cardiólogos, neurólogos, angiólogos y otros especialistas fundamentales.
Señaló que incluso han ocurrido muertes de maestros del Instituto Tecnológico local relacionadas con presunta negligencia y falta de atención oportuna.
“Sólo los trabajadores de la Sección 32 aportamos alrededor de 700 pesos mensuales cada uno. Somos cerca de 100 mil. Aun así, muchos preferimos pagar consultas particulares porque el ISSSTE no tiene nada”, dijo.
Cruz Arellano exigió una reestructuración urgente: más especialistas, medicamentos suficientes, reactivación de consultorios y una revisión profunda del uso de los recursos asignados al estado.