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Columnas y artículos de opinión
Cabos Sueltos
Silvia Sigüenza
4 de marzo de 2023
alcalorpolitico.com
Después de pensar mucho mi retorno, pues decido estar aquí, es mi casa.

Y me resulta muy grato contar con la comprensión del jefe, que acepta mi retorno sin una sola explicación. Así que voy con mi hacha.

Resulta que hace años, muchitos, la empresa que vende programas para entretenimiento en casa. Contaba con un espacio angosto, la cuarta parte de lo que hoy tiene. Una mesa redonda tipo bar, en la puerta, pegada a la pared y una silla de bar. Alta. Así se mantuvieron mucho tiempo y fueron haciéndose de clientes. Fue pasando el tiempo y la empresa triplicó o más su espacio, hoy ocupa varios metros cuadrados, que le permiten tener más empleados y mucho más surtido de mercancías del ramo.


 Y lamentablemente ya se apoderó de estos señores (as) la ambición y el despotismo. Nunca hay una persona que pueda resolver algún asunto o diferencia que se dé entre cliente(s) y dueños o encargados, ya que nunca aparecen; siempre están encerrados y en la ¿atención al público? Los empleados(as) que hacen lo mejor que pueden y que en correcto castellano, es casi nada. Entregan el turno para ser atendido y... listo.

El drama inicia cuando un cliente ---usuario--- del servicio, uno o varios, es tratado como intruso can callejero.

Si ud. va y quiere terminar su relación cliente vendedor, pues se arma la de Dios Padre, abuelo y bisabuelo.


Los empleados de ventanilla, generalmente mujeres, no tienen por parte de sus patrones (no tienen el nivel de “jefes”) Y entonces pues nunca hay un ente que salga a ver qué sucede con el cliente, las empleadas, le dicen a una que no se puede hacer nada.

Yo, harta de aguantar tanta bestialidad, y pensar que se paga por ser maltratado, pedí hablar con alguien que me escuchara. ¿¿¿¿YYYYY????? nones. Se hacen los occisos, un solo varón que tienen en la puerta y las señoritas que atienden a los clientes.

Finalmente, cuando le expresé a la señorita que me atendió, mi deseo de retirarme de esa compañía, me dijo sin más: que debía yo llevar los cables y tripas que hacen funcionar los programas.


Y, pues yo, la cliente de casi treinta años, desde que eran guayabos, fui regañada.

Como nadie es responsable de la barbarie y grosería, más pésimo servicio y trato al cliente pues me veo en la necesidad de hacer público el maltrato y despotismo de los empleados. Les pedí que pasaran a recoger sus cables y la cosa en que se ensartan. Doy aviso y no me hago responsable de sus tres basuras que tienen que venir a recoger. MI RELACIÓN CLIENTE---EQUIS, NUNCA DAN LA CARA, TERMINA TENGO MI PAGO AL CORRIENTE Y SUS TRIPAS Y CONECTORES ESTÁN A SU DISPOSICIÓN. Y NO ES MI OBLIGACIÓN LLEVARLOS YO.