icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
No hay seriedad
Miguel Molina
7 de diciembre de 2023
alcalorpolitico.com
No hay seriedad en el Congreso de Veracruz. Hagan lo que hagan quienes pueden hacer, la sexagésima sexta legislatura pasará la historia del estado como un ejemplo de lo que no se debe hacer ni política ni legalmente. La Suprema Corte ha declarado ilegales varios ordenamientos que aprobaron los diputados locales, y hubo quien llegó a admitir que se aprobó una ley – la de ultrajes a la autoridad – sin leer "la letra chiquita".

La idea de los representantes populares es que haya quien pueda comprender qué quiere la gente y qué espera del gobierno y sus instituciones. Y para eso les pagan bien, alrededor de cien mil pesos mensuales. Pero lo que ganan es lo de menos: no van a las sesiones y el trabajo legislativo no les interesa. Tal vez ya no recuerden que su compromiso es representar.

Esta misma semana, los diputados veracruzanos podían haber preguntado por qué no hay abasto oportuno de medicamentos, por qué la infraestructura hospitalaria está como está, qué se puede hacer y qué se está haciendo para combatir al dengue, qué se necesita, por qué se han entregado contratos por mil quinientos millones de pesos a empresas de creación reciente. Pero no tuvieron tiempo.


Quién sabe dónde estaban, sirviendo a qué otros intereses populares. Muchos diputados de Morena no fueron al encuentro, y la oposición que se dio tiempo para ir a la oficina a ver qué pasaba, pudo interrogar sobre los contratos a la secretaria de Salud, Guadalupe Díaz del Castillo, quien asumió el cargo a finales de agosto.

El presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín, amenazó con hacer que la asistencia de los diputados a las comparecencias de los secretarios de despacho sea obligatoria a partir del año próximo. Pocos legisladores – por llamarlos de alguna forma – se preocuparon.

Un par de días después de la secretaria de Salud, se presentó a rendir cuentas la Contralora General del Estado, Mercedes Santoyo Domínguez. El diputado de Morena Rafael Fararoni Magaña preguntó sobre casos de hostigamiento sexual. La contralora respondió, y cuarenta y pocos minutos después se levantó de su asiento y se fue por donde había venido.


Ante esas cosas, cualquier persona en su sano juicio se preguntaría para qué sirven los diputados, o al menos para qué sirven los que tenemos. La respuesta es que no para mucho. La Suprema Corte ha declarado que varias de las leyes aprobadas en el Congreso de Veracruz son inconstitucionales, y la experiencia ha demostrado que el trabajo no les interesa mucho a los diputados. Ni a las diputadas.

Una herencia de Cuitláhuac que es de Duarte

Digamos que Rocío Nahle gana las elecciones y se convierte en gobernadora de Veracruz. Entre las urgencias – seguridad, salud, servicios – la mandataria heredará la obligación de pedir las disculpas que el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez no quiso o no pudo ofrecer por problemas de agenda. Lo mismo heredará José Yunes si gana.


Pero quien realmente debería pedir disculpas es Javier Duarte de Ochoa, porque durante su gobierno desaparecieron agentes de policía y mataron periodistas y secuestraron muchachos que el discurso oficial convirtió en delincuentes cuando era víctimas.

Ni el gobernador de entonces, reo confeso de lavado de dinero y asociación delictuosa, ni el de ahora, cuyo gobierno será juzgado ahora y después, han mostrado señales de remordimiento. Pero el juicio de Dios y el juicio de la historia se escriben con manos distintas, en distintos cuadernos.

A quienes tienen el poder se les juzga dos veces. La primera vez es más fácil porque se descubren los errores inmediatos, los abusos, las corrupciones pequeñas y grandes, propias y ajenas, y el trecho que hay entre lo que se dijo y lo que se hizo.


La segunda vez se ve a los ex ya limpios de detalle, a grandes rasgos, y se les mide por las consecuencias de lo que hicieron, porque quienes tienen el poder no sólo mandan para ahora sino para después. Y los que vienen tienen que pagar lo que hicieron los que se fueron.

Desde el balcón

El lunes nevó, el martes hizo frío, y el miércoles salió un sol que alumbra pero no calienta. Uno sabe que hay que ir a otra parte. Por eso esta columna se va de vacaciones hasta enero, cuando la luz sea de otro modo y la malta vuelva a hacer juegos de luz en la garganta.


Y entonces vale enviar una felicitación adelantada a Notiver por sus primeros cuarenta y nueve años. Da gusto ser parte, aunque sea mínima, del equipo que hace posible este periódico. No cualquiera.