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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Una patria diferente, segura y buena para todos
Miguel Molina
7 de marzo de 2024
alcalorpolitico.com
El último miércoles de mayo cesarán las campañas a lo que sea. Hay veinte mil puestos que dependen de la elección popular, aunque unos sean más importantes que los otros, y los mexicanos van a decidir quiénes tendrán la responsabilidad de hacer posible lo necesario, porque los aspirantes a lo que sea ofrecerán lo que sea, y van a prometer una patria diferente, segura y buena para todos.

Ojalá puedan hacer realidad lo que prometen ahora o prometan después. No sólo hay que deshacer décadas de complicidades y sexenios de corrupción, viejos o recientes: también hay que encontrar un camino que convenza y atraiga a los cínicos, a los descreídos, a los apáticos, a los que hasta ahora prefieren vivir como antes, es decir como ahora y tristemente como siempre. Son muchos, y muchos de ellos conocidos por lo que sea.

Pero uno va a votar porque el voto es un acto de la esperanza ante los hechos inescapables de la experiencia... Por lo pronto, los días de marzo, de abril, de mayo, se llenarán de palabras, y el proyecto de nación se volverá una historia incoherente, llena de sonido y de furia. La cita de Macbeth no es exacta pero da bien la idea.


Ojalá que no haya sido por una moralina morenista

El caso es que la periodista y maestra de periodismo Guadalupe Mar firmó una carta colectiva en la que se pide al gobierno de México que cese el hostigamiento a quienes tienen el trabajo de contar la historia de lo inmediato, aunque no lo hayan dicho con esas palabras. Y, como se acostumbra en estos casos, junto a su nombre puso el nombre de la Universidad Veracruzana, institución para la que trabaja.

La carta, que firmaron otros ciento veintidós periodistas de varias universidades e instituciones del mundo, también pide que los gobernantes ejerzan su derecho de réplica sin poner a los periodistas en peligro y sin amenazarlos; que el gobierno cumpla con la Ley Federal de Protección de Datos, y que las candidatas presidenciales se comprometan a observar la ley si llegan al poder.


Más se tardó el presidente López Obrador en descalificar a los firmantes que la Rectoría de la UV en emitir un comunicado aclarando que la opinión de la periodista no representa la política – o lo que sea – de la institución. Lo que no supieron los brujos de la comunicación universitaria es que en los trabajos académicos y en los comunicados a la opinión pública se acostumbra citar la institución en la que uno trabaja para que la gente sepa de dónde viene uno.

No se sabe qué parte de la carta preocupó tanto a las autoridades universitarias como para deslindarse de una postura de profesionales serios que piden cosas razonables. La respuesta institucional sugiere que a mi alma mater dolorosa – o a quienes la representan por ahora – no le interesa nada de eso.

El mensaje a quienes estudiaron y estudian comunicación (antes se llamaba periodismo) es que la veracruzana no se preocupa por la forma en que el gobierno trata a los periodistas, y que no se va a solidarizar con ellos. Ojalá que no haya sido una moralina morenista, porque la universidad no es morenista ni está para esas cosas.


Desde el balcón

Dirán que es por joder, pero hay cierto encanto en los atardeceres fríos de Ginebra. Uno sale al balcón y pone en la mesa amarilla el chupito de malta que salvará esta hora para cuando uno recuerde esta tarde frente a las ramas secas de los árboles. Salud.

A esta hora uno revisa los pensamientos y acaricia los recuerdos. Y visita otra vez las obsesiones. Trescientos millones de pesos abandonados en alguna oficina por el fiscal que fue hace quién sabe cuántos años. El gobernador Cuitláhuac García Jiménez anunció que había encontrado todo ese dinero que a su vez había escondido el exfiscal Jorge Winkler. Dijo que tenía pruebas. Carajo. Más claro ni el agua.


Y es la hora que ni el gobernador ni nadie ofrece pruebas ni ha dado más información sobre esos millones. El secretario de Finanzas declaró que no sabía nada de ese asunto. La Fiscal – en cuyo edificio se encontró el dinero – tampoco ha dicho nada sobre tantos millones que nadie descubrió antes que el gobernador, o quien le haya dicho al gobernador que los descubrió. Tal vez saben que el pez etcétera y descubrieron que en boca cerrada etcétera. A ver quién encuentra todo ese dineral ahora o después.

Da tristeza ver que ningún periodista veracruzano – ni de ninguna otra parte – se ha interesado en el misterio de los billetes que aparecieron y desaparecieron tan rápidamente como habían aparecido. Tal vez no les interesa. La malta se diluye en la lengua mientras un avión cruza algún lugar del cielo. Ah.