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Columnas y artículos de opinión
Hemisferios
Autoridad moral
Rebeca Ramos Rella
5 de marzo de 2012
alcalorpolitico.com
Interesante que en las últimas semanas, el Gobierno Federal haya venido intensificando acciones, reuniones y difusión de avances, pendientes y atrasos en la lucha contra el crimen organizado, que ha sido el distintivo del calderonismo. Podría decirse que el Presidente se está despidiendo del mando, reforzando el posicionamiento de la seguridad pública, la seguridad interior, la seguridad nacional y la seguridad hemisférica como asuntos de máximo interés nacional, en estos tiempos pre-electorales y de alguna forma los está insertando como temas para el debate dentro del proceso, que obligarán a los futuros candidatos presidenciales a tomar postura.

Como bien lo han señalado analistas, la estrategia electoral azul y por abajo de la mesa, es y será desacreditar al adversario a vencer, mimetizándolo, salpicándolo, culpándolo o infiriendo sospecha y responsabilidad de colusión con los criminales. De aquí, la reiterada alerta del gobierno federal, desde principios de año, sobre la posibilidad de riesgo de interferencia del crimen organizado en las elecciones y su garantía de “no bajar la guardia” –sobre todo tras lo acontecido en Michoacán, en donde según el Presidente, el narco hizo renunciar, “bajó” a 50 candidatos de diversos partidos-; después, vino el reportaje del The Washington Post donde el hoy extitular de la FEPADE y según versión del diario, el riesgo de infiltración y financiamiento de campañas es mayor que en 2006 debido a “su insaciable apetito de poder, a las garantías que las autoridades pueden darles sobre sus monopolios y a la lógica económica con la que operan”; además, en últimas fechas, la muy convenenciera y confusa filtración de supuestas investigaciones contra tres exgobernadores priistas de Tamaulipas y el reciente reclamo presidencial a gobernadores, por mantener en sus cargos a agentes que reprobaron exámenes de confianza, en la última reunión del Consejo Nacional de Seguridad.

Ahora, si el Presidente está utilizando el origen, proliferación y crecimiento del narco y sus tentáculos, como recurso para denostar y pretender aplastar la confianza social en sus adversarios políticos, los narcos también están marcando su territorio, su maléfica “participación” en el proceso. Aquellas mantas aparecidas en Nuevo León que le escupen al Gobernador, los millonarios apoyos y en dólares a su campaña y que remachan: “Acéptenlo, lo único que queda al gobierno de Calderón y al que venga es pactar con nosotros, porque si no los tendremos que derrocar y tomar el poder a la fuerza como hasta ahora”; no son parte de una sórdida novela policiaca, sino una advertencia espeluznante y posible, pues los ciudadanos podemos creerles o no pero la realidad está en cada esquina, en cada incidente violento, en cada revelación de servidores públicos coludidosy en toda la sangre vertida de malos, buenos e inocentes.


El escenario es preocupante. El último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientesde Naciones Unidas, reportó queMéxico, EUA y Canadá son el principal mercado de drogas del orbe, en todas sus modalidades y por ende, donde hay más muertes por consumo. Es en América del Norte donde se han realizado el 70% de las incautaciones de mariguana; donde se ha decomisado el 70% de éxtasis y el 44% de los de metanfetamina, a nivel mundial y en la que se han desmantelado el 99% de los laboratorios clandestinos.Los mismos expertos han reiterado que el incremento de la violencia en México y en Centroamérica se debe a la batalla de los gobiernos contra el crimen organizado y la guerra entre bandas, por control de territorios.

Quizá por esto, el mes pasado el Departamento de Estado de EUA renovó alerta a sus ciudadanos para no viajar a 14 entidades, debido a la violencia y miedo que se viven en Tamaulipas, Coahuila, Durango, Chihuahua, Zacatecas, Sonora, Sinaloa, San Luis Potosí, Nayarit, Michoacán, Guerrero, Jalisco, Aguascalientes y Nuevo León. De paso los invitó a la prudencia para transitar por Colima, Morelos, Veracruz y Baja California.De su lado, la PGR ha informado que de 2006 a 2011, la guerra contra y entre cárteles, ha perjudicado a mil 269 municipios–al 52%- de los 2 mil 440 que tenemos, con un saldo macabro de 47 mil 515 muertos.

En la reciente Reunión Hemisférica de Alto Nivel contra la Delincuencia Transnacional llevada a cabo en nuestro país y que congregó a fiscales y procuradores de 34 países hemisféricos, el secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos, cimbró: “es el narcotráfico la principal amenaza a la estabilidad económica y democrática de América Latina, pues no sólo intimida, sino que impone y asesina a candidatos durante procesos electorales”. Dijo más. A 2010, 357 mil personas han muerto violentamente, en el subcontinente, a causa de este flagelo y, un tercio de 200 millones de latinoamericanos han sido víctimas de algún delito relacionado con el crimen organizado. Posicionó a la región como la primera en el mundo donde hay más homicidios con arma de fuego –de las que el 80% provienen de Estados Unidos- y la que concentra más de dos tercios de los secuestros a nivel global. Pero lo más retumbante fue lo que ya sabemos; que los narcos imponen, amedrentan, asesinan a candidatos en procesos electorales, con todo y la protesta del Consejero presidente del IFE, que soslayó la veracidad de esta afirmación, recluyéndola a mera fuente periodística.Pero ahí están los números: en lo que va del sexenio, cinco candidatos a puestos de elección popular han sido masacrados;para fines de 2011, se registraron 174 víctimas del crimen: candidatos, alcaldes, legisladores y secretarios de Seguridad Pública estatal; sin contar los atentados.


De cara al proceso electoral federal, representantes y aspirantes de las tres fuerzas políticas mayoritarias han admitido que los narcos pueden “interferir e intervenir en campañas”. Por esta razón, el Gobierno Federal, el IFE y las 32 entidades del país signaron el Convenio de colaboraciónpara garantizar gobernabilidad, seguridad y paz social durante el proceso electoral venidero. Urgen a blindar a las elecciones del extraño enemigo que pretendería deslegitimarlas amedrentando y pudriendo credibilidad, transparencia y participación. Bien.

Ahora, la alianza hemisférica contra los mafiosos, se fortalecerá con el anuncio de la OEA sobre la institucionalización de un frente común, a través de la creación del Centro de Cooperación para combatir el crimen trasnacional, con sede en Washington y que dará asesoría a los estados miembros, sobre profesionalización de las policías, aplicación de pruebas de confianza, mejoría del sistema judicial, reinserción social y prevención de adiciones. Bien.

Más allá de las disputas electorales entre partidos y de estrategias gubernamentales para mantener el poder donde lo ejercen aún, en México y de la admisión de la responsabilidad y acciones compartidas entre países subcontinentales que están siendo afectados por el crimen organizado, drogadicción, secuestros, muerte, violencia, el tema que persiste en esta telaraña venenosa que ocupa y preocupa a nuestros pueblos es el origen de este flagelo y el cómo, cuándo, por dónde y cuánto se tendrá que hacer y que invertir para destruir las raíces que engendraron y que sostienen al crimen organizado y que son la corrupción y la impunidad.


Males estructurales, que a su vez son alimentados por tres monstruos perversos que carcomen a los individuos, quienes inexplicable e inauditamente, han optado por un modus vivendi que les permite ganar el dinero fácil y a montones, enfermando y esclavizando a los jóvenes; que les alienta a aterrorizar poblaciones, a matar, mutilar, agredir, a tomar venganza y regar sangre, cuerpos, rastros humanos por doquier, sin ningún escrúpulo, sin piedad; que les transforma en los grandes enemigos, genuinos y poderosos del Estado, de la democracia y de la gobernabilidad, que tanto ha costado y cuesta a países del orbe, al grado de sentar a líderes y gobernantes para debatir y repensar y realinear estrategias y acciones hemisféricas para derrotarlos.

¿Qué anima a los lores del narco y del crimen a posicionarse engreídamente, cínicamente, desafiantemente frente a las instituciones y a sus dirigentes, incluso hasta al alcance estratosférico de considerar derrocar a un gobierno legalmente constituido? ¿De dónde surge y se asienta su evidente mando transnacional? ¿Qué los motiva a retar a los Estados, a los gobiernos y a las sociedades? ¿Por qué esa necedad y necesidad mortífera de acumular muertos, negocios, rutas, dinero y adictos? ¿Cómo y para qué quieren el poder…el poder económico, el poder político? ¿Qué satisfacciones les aporta sembrar dolor, pérdida, muerte, violencia, adicción…someter a políticos y gobernantes, empresarios, líderes, familias, mujeres, migrantes, niños y jóvenes? ¿Cuánto dinero, cuántos miles de millones de dólares quieren más? ¿Qué tienen en la cabeza, en el corazón, en el alma estos seres humanos, tan ordinarios como nosotros, para pretender con arrogancia y tal decadencia, subyugarnos a sus formas diabólicas y destructivas? Creo que tienen rencor. Los mueve el odio, el resentimiento social. Sentimientos humanos oscuros que sólo la discriminación, la desigualdad social y económica y el desempleo pueden estar nutriendo sus acciones y sus motivos irracionales.

La discriminación –que implica clasismo y racismo- y que se refuerza por la deformación cultural y social de que el dinero garantiza derechos, respeto y reconocimiento. Mal para el que no lo tiene, pues la sociedad lo arrincona a no valer, a no ser nadie, a no ser admitido en círculos elitistas, que imponen estatus, estereotipos y prejuicios sociales, raciales, culturales, sólo superables si se tiene dinero.Basta el resultado del reporte del CONAPRED sobre la percepción de más de la mitad de todos los mexicanos,de que es que la riqueza,la que nos divide y nos segrega.


La desigualdad social y económica aviva a la discriminación y persiste por la corrupción de gobiernos de los tres órdenes, que no han abatido ni querido hallar la solución a la pobreza y marginación, a la elevación del índice de desarrollo humano, a la calidad y dignidad de vida a la que tenemos derecho.

La desigualdad que infiere la corrupción del entramado institucional que favorece a unos pocos, a costa del atraso y desesperanza de las mayorías; que obedece a un sistema y un régimen político vertical, autoritario, simulador y corrupto que no respeta leyes, que favorece la impunidad y que reinventa cada sexenio este país, atascándolo en la parálisis de reformas urgentes, por cuestiones electorales; que manipula la necesidad de la población para granjearse poder, privilegios y recursos públicos; que promueve la injusticia y la transa en cada servicio público que debe prestar y salvaguardar a favor del colectivo que lo llevó al mando, a la representación, al poder; que niega mejor educación y capacitación a la planta productiva que es cada vez más improductiva, mediocre, peor pagada, engañada con desvíos de recursos, cooptada por sindicatos corruptos y a modo; que oculta y ensombrece transparencia institucional; que cierra opciones a los mejores, por los cuates y compadres, por los ineptos y adeptos; un entramado institucional donde al frente están, salvo excepciones, quienes carecen de principios,ética y vocación de servicio y que anteponen el negocio, el enriquecimiento personal y de grupo, al mejoramiento del ingreso de los que labran su día, apenas rayando la supervivencia, si tienen trabajo y si no, de quienes sufren el desempleo, la angustia quemante de no saber ni tener cómo sostener a sus familias; gobiernos que no resuelven la precariedad humillante de la vida de campesinos, pequeños productores, indígenas, de gente pobre que desconsolada por falta de programas productivos efectivos y de llegada de recursos suficientes, por desastres naturales y falta de infraestructura preventiva, emigra, se desplaza, muere o es reclutada, secuestrada, ultrajada, por los malos.

Bien por los gobernantes que se unen para pelear contra los malhechores que hacen su vida desde la ilegalidad, desde las cavernas del rencor social y de la certeza de no tener o no creer en otra vía, más honrada y efectiva para ganarse el respeto y las alturas sociales y económicas que ostentan los célebres miembros de la clase gobernante y política de sus países, de este país.


Deben carcajearse los narcos poderosos de los baños de legalidad, honorabilidad, honestidad, heroísmo, defensa estricta de la ley, de la democracia y de la justicia y libertad que abanderan los políticos y sus aliados empresarios poderosísimos, para guerrearles y querer vencerlos.

Y podrían, podrán, si algún día resuelven la discriminación, la desigualdad, el desempleo, pobreza e injusticias, violaciones de derechos; si empiezan desde dentro y borran la corrupción, si aplican la ley sin miramientos y destierran la impunidad; podrán si fortalecen al Estado, si reforman a la política, si logran gobiernos eficaces, honestos, efectivos que sirvan a sus gobernados para vivir con dignidad y destino certero; podrían, podrán si recuperan la autoridad moral.

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