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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Obispo cariñosón
Benjamín Garcimarrero
25 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
No recuerdo bien donde leí que una de las máximas perversiones es el celibato.
 
El término lo define como: “La ausencia de matrimonio”, aunque se ha extendido a un concepto más amplio que es la ausencia de relaciones sexuales, específicamente obligatoria para la casta sacerdotal católica, no obstante se exige también a los sacerdotes budistas e hinduistas.
 
La práctica del celibato tiene unos mil años pero vino a cuajar como una obligación canónica hace poco más de quinientos años durante el Concilio de Trento (1545-1563) exaltándose en los votos de pobreza, castidad y obediencia;
votos que todos sabemos son letra muerta, pues eso de la pobreza jamás lo ha practicado la mafia vaticana, son mas ricos que Bill Gates, el Chapo Guzmán y ya no se diga Televisa, Slim y otra morralla que aparece en la revista Forbes.
 
La obediencia, riñe necesariamente con la soberbia clerical de esos señores que tienen la osadía de sentirse los apoderados de Dios o sus representantes; eso quiere decir “vicario”.
 
Y por cuanto hace a la castidad, entendida como el alejamiento a las relaciones sexuales, sean normales o contra natura, como es conocido en los casos de Marcial Maciel, Rafael Muñiz López (a) El lobo Siberiano ahora prófugo que como buen lobo agarró monte tan pronto lo liberaron y recién condenaron a varios años de prisión a dos de sus secuaces; y por no omitir: José de Jesús Sandoval a quien se le instruye causa por violación a 13 niñas y 7 niños.
 
Pecata minuta resulta el caso del argentino de 57 años de edad Fernando Bargalló a quien han dado en llamar “El obispo cariñoso” por su relación demasiado cercana con una discípula, dijo, compañera de pupitre a la que daba santísimos arrumacos en Puerto Vallarta.
 
Él, presidente de Cáritas en América Latina, tuvo que recurrir al nuncio Emil Paul Tscherrig para explicar a los creyentes, que solo estaba enseñando a nadar a su compañera y que nada tenía que afrentarse de esa relación, pues habían coincidido en fecha, hotel, alberca, habitación y creo que hasta cama.
 
Estimo que la carne es flaca y que a veces sucumbe ante la exigencia de la feromona.
 
Por lo que hace a éste obispo cariñosón, resulta muy normal y hasta plausible su relación con su novia, pues sería peor que hubiera quebrantado el eros de la pederastia.
 
Las noticias dicen que renunció, pero no aclaran si dimitió del cargo de Presidente de Cáritas en América Latina, si cesó de su apostolado como sacerdote o si de plano desistió de María de la Victoria que así se llama la guapa compañera de pálpito, que no de púlpito.
 
Seguramente que no colgó los hábitos, porque no los traía puestos; sin embargo en buen lío se ha metido con Benedicto XVI que bien conocido es el entripado que tuvo que hacer cuando Juan Pablo II le ordenó solapar a Maciel por que le producía extraordinarios ingresos al Vaticano mediante la manipulación de los Legionarios de Cristo.
 
El obispo Fernando Bargalló tendrá que apechugar más de lo que ya apechugó.