Combatir la corrupción no sólo es atrapar a peces gordos, también cambiar el agua donde crecen

Uno de los inconvenientes en el combate a la corrupción es la visión distinta que tiene el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, pues sostiene que ese flagelo se combate barriendo la escalera de arriba hacia abajo, cuando se debe combatir desde abajo y desde adentro.

Al manifestar lo anterior, Mauricio Merino Huerta, coordinador del Programa Interdisciplinario de Rendición de Cuentas del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), aseveró que aunado a lo anterior, se suma la percepción ciudadana, que cree que el combate a la corrupción es solamente meter a la cárcel a los que se roban el dinero, cuando no solo es atrapar a los “peces gordos”, sino cambiar el agua donde crecen.

Sin embargo, aseveró que en el gobierno mexicano no hay sistemas de archivos, ni gestión documental; se carece de impecables sistemas de contabilidad y de asignación presupuestal, por lo que los presupuestos son conjuntos de buenas ideas e intenciones, pero no de mandatos concretos; no hay sistemas de evaluación y monitoreo; ni tampoco indicadores que permitan saber si los funcionarios públicos están cumpliendo con sus obligaciones.



Reconoció que lo que sí hay en México es un buen sistema de fiscalización, lo mejor que se tiene en el país, pero esa fiscalización todavía no está conectada con la capacidad de modificar las prácticas que sistemáticamente están sirviendo “para robarse el dinero”.

Por lo que dijo que se trata de trabajar con más ahínco, sin “echar tanto rollo y discurso”, sino eficientar los sistemas que aún no funcionan en el país.

Por ello, Merino Huerta consideró que aún no es seguro el destino de los Sistemas Estatales Anticorrupción del país, pues en algunas entidades todavía no acaban de arrancar, en otras están atorados y en algunas hay rezagados.



En el caso de Veracruz dijo que “ahí va”; Jalisco “va muy bien” y Chihuahua va avanzando bien; sin embargo, en la Ciudad de México el sistema está “muy atorado” y en Tlaxcala no solo está atorado, sino rezagado.

“Hay que decirle a la gente que el combate a la corrupción es el combate a la captura de lo público. La corrupción sucede cuando nos quitan lo que es de todos, se lo adueñan algunos, y repartes puestos y presupuesto; esa es la captura que ser debe hacer”.