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Sección: Estado de Veracruz

Cumple un año explosión en Pajaritos: familias viven con dolor, apoyos no llegaron

- Por el siniestro del 20 de abril de 2016 en la planta Clorados III, 32 personas murieron

- Gobierno estatal incumplió con apoyos tras protesta de afectados en puente Coatzacoalcos I

- “Me ven reír, pero a mi corazón por dentro le hace falta un pedazo”, dice madre de víctima

- Hasta el momento, autoridades no han dado con algún responsable

Elizabeth Avi?a Coatzacoalcos, Ver. 20/04/2017

alcalorpolitico.com


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A un año de la explosión de la planta Clorados III, del Complejo Petroquímico Pajaritos, las cosas no han cambiado mucho en la zona industrial del sur de Veracruz.

Las carreteras que llevan hacia los monstruosos convertidores de la materia prima, presentan baches, son casi intransitables.

Pese a que una semana después del incidente, ocurrido el miércoles 20 de abril del 2016, se iniciaron las tareas de limpieza, las torres de hornos de Clorados III permanecen calcinadas porque aún no han sido desmanteladas.



El único cambio que hay es el de las casetas de las entradas, esas fueron pintadas con los colores oficiales de Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV).

Una presunta fuga de gas y los chispazos que desprendieron los trabajos que realizaban los obreros en el área de hornos, desencadenó esta tragedia que ocurría por segunda ocasión a 25 años de un primer incidente.

Por la explosión, 32 personas perdieron la vida y 150 metros, de los 300 que abarca el complejo, sufrieron daños; principalmente en las estructuras y las líneas de distribución del producto.



Mundo Nuevo, la congregación más afectada por el desastre

Mayra Rodríguez, agente municipal de la congregación Mundo Nuevo, perteneciente al municipio de Coatzacoalcos, confirmó que el Gobierno estatal no ha cumplido con los apoyos que prometió a todos los obreros que quedaron desempleados tras el desastre.

A principios del 2017 una comitiva tomó los datos de todos los que, en busca de subsistir, tomaron durante más de seis meses la caseta de peaje del puente Coatzacoalcos I, para botear y tener dinero cada día. Tras su desalojo, se les prometió su adhesión a programas federales y municipales que los dotarían de despensas y más; también se dijo que se abrirían bolsas de trabajo para ellos y aunque hubo una feria de empleo, de los demás apoyos no han sabido.



No obstante, los familiares de las ocho personas que vivían en Mundo Nuevo y fallecieron, recibieron una compensación económica; asimismo, otros cinco que lograron sobrevivir también obtuvieron una remuneración.

Así pues, algunos de ellos se hicieron con placas de taxis o emprendieron un negocio para poder seguir subsistiendo.

“La vida cotidiana de esta congregación fue afectada, porque el 80 por ciento de los habitantes depende de la zona industrial pues no hay empleo y ya ves que no hubo reactivación de la planta, por eso, la gente ha emigrado para buscar mejor calidad de vida”, afirmó la Agente.



Lo único que hizo la empresa Petroquímica Mexicana de Vinilo por Mundo Nuevo, fue reactivar dos pozos de agua, para beneficio de sus habitantes.

Por su parte, el Ayuntamiento de Coatzacoalcos becó a 15 menores de edad, hijos de los afectados y fallecidos por la explosión.

Cabe mencionar que algunos de los sobrevivientes han sido extorsionados por personas desconocidas, al creer que las compensaciones obtenidas por PVM son cuantiosas sumas de dinero.



El dolor de la pérdida sigue vigente

En la casa marcada con el número 9 de la calle Juan Osorio, en Mundo Nuevo, a la felicidad le falta una pieza.

Y es que el pasado 20 de abril del 2016, la señora Teresa de Jesús Sánchez Carrillo, perdió a uno de sus hijos.



Al llegar a su domicilio, la mujer recibe a los reporteros amable, entera. Dejó la lavadora encendida y metió unas mudas de ropa más; de inmediato los invita a sentarse.

—Señora, vinimos a platicar con usted.

—Claro, siéntense.



—Señora, ¿tendrá alguna fotografía de su hijo que pueda enseñarnos -se le pregunta- justo en ese momento, doña Teresa comenzó a llorar.

Tras preguntar cómo ha sido todo este tiempo, sollozando, confesó que la tristeza ha sido terrible.

“Me ven reír, pero a mi corazón por dentro le hace falta un pedazo, porque estaba dividido en cuatro y ya sólo me quedan tres. A mí de la explosión el único que me avisó fue mi corazón porque sabía que mi hijo ya no iba a estar conmigo”, dijo.



Al momento de la explosión en Clorados III, Jonathan Suárez Sánchez, de 28 años y oficial andamiero, estaba junto con su hermano Eleazar; sin embargo, sólo éste logró salir con vida del complejo.

Luego del incidente, la mujer acudió a todos los hospitales de la zona sur para buscar a Jonathan, pero no dio con él.

“Tenía la esperanza de que estuviera internado, pero nada. Al otro día me fui a Clorados y me lo entregaron, él fue el primero de quien entregaron su cuerpo. Jonathan trabajaba de andamiero desde hace siete años”, dijo.



Doña Teresa asegura que llora todas las noches y siempre anda despistada, pensando que un día su hijo aparecerá en la puerta de su casa.

Hasta el momento, ninguna autoridad ha dado con algún responsable, pero recordó:

“Cuando mi hijo Eleazar estaba en el hospital me dijo: mami, ¿ves ese hombre que está allá... que parece Capulina?,

él tuvo la culpa de la explosión porque ya se le había avisado de la fuga y aun así dijo que subiéramos a soldar. Yo quise abofetear a ese hombre, pero tuve miedo de que me metieran a la cárcel”.

A un año de su pérdida, la mujer no ha podido ver a su nieto, el hijo de Jonathan; asegura que su nuera no se para por ahí desde la tragedia.

Tiko vivió para contarla



Tan solo unas horas después de la explosión en Clorados III, un video en redes sociales se hizo viral.

José Luis Romero Carrera, un obrero que sobrevivió al incidente, fue captado a través de un celular cuando con la ropa desgarrada y evidentes quemaduras, pedía ayuda para sus compañeros que quedaron atrapados en los hornos del complejo.

A un año de lo ocurrido, José Luis, mejor conocido como “Tiko”, narra que su vida no es igual, pues aunque está vivo, las quemaduras que sufrió en el cuerpo no le permiten desenvolverse al cienpor ciento.



“Lo que me pasó me cambió la vida y aunque me siento muy bien, estoy limitado por las quemaduras para hacer algunas cosas. Lo que viví allá es algo de trauma, mi vida dio un giro, mi mano no me sirve muy bien y mi pierna derecha no tiene la movilidad adecuada”, refirió.

Agregó que, pese a que su video se hizo viral en redes sociales, él no recuerda nada después de la explosión.

Confirmó que ha podido salir adelante gracias a la fundación Te Queremos Ayudar que atiende a niños quemados y que ha corrido con los gastos para su tratamiento.



Recuerda explosión de hace 2 décadas

Anacleto Gómez Aguirre, taxista de la unidad 2075 en Coatzacoalcos, asegura que él estuvo en la primera explosión de Clorados III hace más de 20 años.

“Yo laboraba ahí, estaba cerca de la planta cuando olimos mucho a gas, se veía como neblina y le avisé a mis compañeros que eso iba a volar y comenzamos a abandonar el área, corrimos y cuando pasó la primera explosión corrimos rumbo a Fertimex, lo que ahora es Inophos y cuando volteamos, la barda ya no estaba y se vio como un hongo de la onda expansiva que se levantó como 20 o 30 metros”, recordó.



La explosión ocurrida hace un año, dice, lo remontó a lo que él vivió tiempo atrás. Confía en que las autoridades actuales tengan mayor precaución para evitar que incidentes como este vuelvan a ocurrir.