“Es mi único patrimonio… y ahora vivo con el miedo de que en cualquier momento me desalojen”, expresó la profesora Nilda Clara Enrique Rodríguez, quien describió la situación que enfrenta tras descubrir que su vivienda en Zimpizahua, Coatepec, aparece dentro de una escritura apócrifa validada en un juicio del que nunca fue notificada.
A pesar de contar con escrituras legítimas, pagos de predial al corriente y toda su documentación en regla, hoy podría perder la casa que construyó durante 38 años de trabajo docente.
Con 74 años, Nilda vive sola desde hace 10 en el predio que ahora terceros reclaman como suyo. Su sorpresa se convirtió en angustia cuando vio que en una escritura generada “en rebeldía” y sin su participación, su terreno y su vivienda estaban integrados como parte de una fracción adjudicada a otras personas. “Yo ya vi esas escrituras. Ahí aparece mi casa como si fuera de ellos. ¿Cómo puede pasar algo así sin que me avisen, sin que me llamen?”, relató durante la entrevista.
La profesora afirmó que no recibió ninguna notificación judicial: ni citatorio, aviso o requerimiento alguno. Señaló que enterarse del procedimiento cuando ya se había dictado una adjudicación la dejó sin posibilidad de defenderse. “Jamás supe que había un juicio. Cuando nos dimos cuenta, ya existía una escritura donde incluso mi casa aparecía incluida”, explicó. Esa omisión, dijo, la coloca en completa vulnerabilidad jurídica.
También advirtió que su caso evidencia una realidad preocupante: que cualquier veracruzano puede ser despojado aun cuando tenga documentos en regla. “Tengo mis escrituras, mis prediales pagados, todo conforme a la Ley. Y aun así estoy en riesgo. Si esto me está pasando a mí, le puede pasar a cualquiera”, expresó.
En este sentido; sostuvo que en el estado ya se han registrado desalojos basados en actuaciones similares, por lo que teme que puedan intentar ejecutar una orden en su contra. “Sé que pueden llegar con un actuario y pedirme que entregue mi casa. ¿Quién me protege a mí?”, cuestionó.
Nilda señaló además que las escrituras que presentan los presuntos nuevos dueños contienen irregularidades visibles: colindancias que no corresponden, datos que no existen en el predio y antecedentes que no coinciden con la realidad histórica ni registral de la zona. “Son escrituras que no tienen sustento. No coinciden con la información real ni con mis documentos. Aun así, están avanzando como si fueran válidas”, recriminó.
Para la profesora jubilada, el impacto emocional ha sido profundo. Contó que desde que conoció las escrituras irregulares vive con temor constante, sin la tranquilidad que antes le daba su hogar. “Ya no vivo en paz. Cada día me despierto pensando si hoy será el día en que vengan a sacarme”, afirmó.
Pidió que las autoridades intervengan de inmediato para revisar el procedimiento, detener cualquier acto derivado de documentos irregulares y garantizar su seguridad jurídica. “No busco privilegios. Sólo quiero vivir en la casa que construí con mi trabajo honrado. No estoy pidiendo nada más”, concluyó.