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Sección: Estado de Veracruz

Duele a algunos el incendio del 2002; pero asisten más autoridades que familiares

Lloran a una sobrina que ese día iba a comprar ropa para estrenar en la cena de año nuevo

Raquel Lezama Palma Veracruz, Ver. 31/12/2010

alcalorpolitico.com


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Como cada año, hoy se ofició una misa en memoria de las 31 personas que murieron quemadas en el incendio de la zona de mercados el 31 de diciembre del 2002.

Al lugar llegaron más autoridades que familiares y los pocos que llegaron lo hicieron sólo para recordar a su ser querido, pero no para asistir a un evento “público y politizado”.

Con lágrimas en los ojos, la señora Carmen Camacho Buenaventura, aún lamenta la muerte de su sobrina Nohemí Velasco Camacho, de apenas 17 años, quien había ido al mercado ese día a comprar ropa para estrenar en la noche, cuando la sorprendió el fuego en la tienda y ya no pudo salir, ahí falleció.

“Ellos saben lo que hacen, si hacen bien o hacen mal ya lo pagarán con Dios porque lo que hicieron no es nada bueno; hasta la fecha nosotros cada 31 de diciembre, mi hermana ni siquiera salió a trabajar de su casa, está llorando nada mas, era su nieta (…) era mi sobrina Nohemí Velasco Camacho, tenía 17 años”.

Dijo que a ella no le corresponde juzgar a las autoridades, ni señalar a los culpables del siniestro que les arrebató la vida a 31 personas, sin embargo será con Dios con quien rindan cuentas y no saldrán bien librados.

“Nosotros estamos tratando de olvidar, para qué vamos a estar guardando tanto rencor, ellos lo van a pagar, la persona que hizo eso algún día Dios la va a recoger y sabrá dónde ponerla, se van a ir al infierno”.

Algunos de los testigos de los hechos recuerdan ese día como algo “trágico” y más porque la venta de cohetes estaba a la vista de todos y las autoridades ni hicieron nada para prevenirlo.

“Ese año había muchísima venta de cohetes, donde quiera había cohetes (…) empezamos a oír las explosiones y decíamos qué pasa, pues a salir corriendo y ya no sabíamos ni por dónde para salir, salimos por el lado contrario porque no nos dejaban salir para acá (…) nos atontamos en ese momento, salimos de aquel lado, salimos corriendo todos a buscar lugar donde no nos pudiera afectar”, señaló Candelaria Cimarrón, locataria.